Víctor Gerardo Velásquez


Ocupado en labores agrícolas y con oportunidades para aspirar a una mejor educación, Víctor Gerardo Velásquez salió de la comunidad El Piche en el municipio de El Carmen, La Unión, y se trazó como destino San Salvador, a donde llegó para buscar el sueño de graduarse de una carrera universitaria y así mejorar las oportunidades para ayudar a su familia.

“Las facilidades que teníamos (en El Piche) era hasta noveno grado. La mayoría al graduarse, por temas económicos no podían estudiar el bachillerato, porque el lugar más cercano era en El Carmen”, recuerda Velásquez. Relata que habría que recorrer diez kilómetros desde su comunidad hasta este único instituto de educación media cercano, un tramo en el cual había que esperar el único bus que salía de El Piche por la mañana y regresaba hasta la tarde.

En 2014, gracias a la gestión de Enot Rubio, presidente del Comité Salvadoreño El Piche con sede en Los Ángeles, California, se construyó el Complejo Educativo Cantón El Piche, una infraestructura que acercó un lugar para la educación y que a la fecha beneficia a cientos de jóvenes de al menos diez cantones y caseríos aledaños, que ahora pueden aspirar a completar el bachillerato. Actualmente la organización trabaja para construir un nuevo complejo que beneficie a más niños y adolescentes.

Velásquez dice que estas oportunidades e iniciativas le hacen recordar su convicción y sacrificio, porque reitera que el estudio lo libró de la idea de marcharse a Estados Unidos como inmigrante, como lo hicieron sus amigos de la escuela y vecinos.

“Cuando estaba en bachillerato decidí venirme para San Salvador a estudiar sabiendo los pro y los contra. En ese momento eran más los contra”, recuerda, y asegura que “Los sueños solo son el puente para convertir en realidad lo que deseamos”.

En 2013 dos de sus compañeros de promoción migraron de forma ilegal a Estados Unidos tras finalizar el bachillerato; Víctor no olvida que él pudo ser el tercero en esa lista, pero asegura que “nunca estuvo entre sus planes”.

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hasta el 2017 más de un millón y medio de personas emigraron de forma irregular a Estados Unidos, lo que representa un 23 % de la población salvadoreña.

En los últimos meses se estima que la cifra aumentó con la crisis migratoria y las constantes caravanas que partieron de la región del Triángulo Norte.

De octubre de 2018 a junio de 2019, la Patrulla Fronteriza reportó la detención 44,000 familias enteras y más de 9,000 menores, que se aventuran a una ruta de peligrosos riesgos.



Víctor dice que no está arrepentido con la decisión que tomó de quedarse en el país para seguir estudiando, y parte de está seguridad se la dan los dramáticos testimonios de sus amigos.

“Vivieron un camino muy difícil. Te vas y vas a hacer tu vida y todo va a cambiar de la noche a la mañana, en todo ese camino se sufre. La realidad que me cuentan no es la que todos conocemos”, reflexiona.

 



En 2014 inició el curso preuniversitario para comenzar sus estudios de Mercadeo en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA). Se mudó casi por completo a la casa de un tío en la capital y durante los fines de semana regresaba con su familia a El Piche.

Así vivió hasta 2016 cuando la situación económica de su familia se complicó y le impidió seguir pagando su carrera y tuvo que regresarse a su comunidad. “Sentí que ese año lo perdí y no me sentía a gusto”, se lamenta.

Pero el destino le tenía una nueva oportunidad, en su camino apareció la figura de Enot Rubio, quien lo animó a no decaer en su sueño. “Siempre hubo esas palabras de parte de Enot de prepararme lo más posible en El Salvador y que aquí se puede sobresalir”.

Gracias al apoyo de una profesora que reside en San Salvador, pero que es originaria de El Piche, Víctor Velásquez encontró una nueva oportunidad para retomar su carrera de Mercadeo. “Ella conocía de mi caso, me dijo que me habría las puertas de quedarme ahí”.

Aunque la situación académica apremiaba encontró la solución para costear sus gastos trabajando como conductor de Uber. Desde octubre de 2017 trabajó para pagar sus gastos y aportar en la casa en la que vivía, además de estudiar hasta graduarse en junio de 2019.

“Soy el primero en toda la familia en obtener un título universitario”, reconoce orgullo.

Las buenas noticias no terminaron ahí, ya que “tres semanas (después) de graduado me llamaron para una entrevista” laboral que lo colocó finalmente en el camino del mercadeo.

Ahora Víctor desea seguir creciendo profesionalmente y poder ayudar a la gente en su comunidad, por eso motiva a los “jóvenes a que tomen la iniciativa de estudiar y de ver por un mejor El Salvador aquí, y no fuera de nuestras fronteras”.