A la par de ello en la región de las Américas cerca de 220 millones de personas (1 de cada 4) está padeciendo de una enfermedad no transmisible (“ENT”) entre ellas Enfermedades Cardiovasculares como la Hipertensión, Endocrinas como la Diabetes, Cáncer, Enfermedades Pulmonares Crónicas y muchas otras que cursan de manera crónica que exigen una atención inmediata no solo de los casos conocidos que ameritan un tratamiento continuo y crónico, sino los que se presentan diariamente que requieren estudio diagnóstico, los que aun no han sido diagnosticados y su adecuado manejo.
Al no hacerlo, no solo se afecta la salud de manera inmediata con eventos súbitos como infartos, accidentes cerebrovasculares, infecciones y otras complicaciones graves, sino también tendrán repercusiones con el tiempo, complicaciones como Insuficiencia Renal, metástasis (en caso de Cáncer), Diabetes Mellitus, entre otras, lo que aumenta la morbilidad y el gasto con tratamientos excesivamente costosos. Hay que reconocer que aun en condiciones “normales” estas enfermedades no están atendidas, mas de la mitad de los pacientes no son diagnosticados en las Américas y de los diagnosticados únicamente el 10 % son tratados con efectividad.
En relación a la gravedad de la enfermedad por COVID-19 y las ENT, estudios observacionales han concluido que los enfermos con ENT que son infectados con COVID-19 cursan con enfermedad grave y la mortalidad es mayor del resto de grupos, edad avanzada (>65 anos), enfermedades pulmonares crónicas, asma, condiciones cardíacas serias, inmunosupresión, obesidad mórbida, diabetes, enfermedad renal crónica, enfermedades hepáticas son factores que se asocian a COVID-19 grave y muchas veces mortal. Por ello es importante que los pacientes con ENT se controlen y mantengan estables en medio de la Pandemia.
El gran desafío para los sistemas de salud es mantener las acciones para combatir la pandemia sin descuidar la atención de las enfermedades no transmisibles.