“A mí me detectaron la insuficiencia renal en el 2005, me hice unos exámenes, me dijeron que tenía insuficiencia renal y me comencé a poner en tratamiento. Yo tomé todo lo que la gente me dijo que tomara para poder sanarme. Gasolina no me dijeron, por eso no la tomé”.

La experiencia que vivió el diputado pecenista José Luis Urías no fue fácil. Fueron ocho años de insuficiencia renal que se mantuvo “con un montón de cosas paleando” con la esperanza de poder curarse.

A raíz de la insuficiencia renal crónica y todos los cambios que esta enfermedad le habían conllevado, el ahora diputado entró en una etapa de desánimo de la cual logró recuperarse al saber que volvería a ser padre.

“Yo no me quería trasplantar, yo decía que me iba a morir, que ya estaba viejo. Pero nació mi hijo, tiene ocho años, eso me motivó a hacer un trasplante. El que tiene insuficiencia renal no puede tomar mucha agua, no puede comer una infinidad de cosas. Si va a comer algo, por bueno que sea, no se le siente sabor, y lo que quiere comer no puede comer tampoco”, cuenta el también empresario.

La necesidad de tener un trasplante, dice, era truncada una y una otra vez.

“Empecé a buscar un donante, por la bondad de Dios tenía como 15 donantes. La primera donante fue la mamá de mi hijo, fue ella quien me dijo ‘vamos a hacernos los exámenes’, pero no salía compatible. Posteriormente, fue el motorista y fuimos a hacer los exámenes también y no salía compatible. Yo me iba decepcionando”.

Posteriormente, según el Urías, una de sus hijas le dijo que iba a ir, “pero era muy gorda”. “En eso, Dios mandó un ángel de allá del pueblo y él se ofreció a darme un riñón y él salió compatible conmigo. Gracias a Dios empezamos a hacer los exámenes hasta que nos operamos”, relata.

 

Empresario

El diputado admite, que a direrencia de muchos salvadoreños, él es un reconocido empresario del departamento de Cabañas y tiene las facilidades económicas y logró operarse en un reconocido hospital privado; pero sigue su tratamiento en el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS).

“Yo me trasplanté en diciembre de 2013, gracias a Dios fue un trasplante muy exitoso, sigo en tratamiento en el Seguro Social. El equipo de trasplante es muy bueno, es el mejor equipo”, expresa.

Repite constantemente que agradece a Dios por la persona le que donó el riñón y porque el procedimiento quirúrgico fue un éxito.

“Puedo agradecerle a Dios todopoderoso que el trasplante pegó, que se hizo el milagro, no hubo complicaciones”, indica. Luego, sonríe: “Hace cinco años nadie daba nada por mí, estaba solo esperando la caja pero me hacen el trasplante y hoy soy legislador en la Asamblea Legislativa”.

Urías es propietario de la empresa prestamista Huella de Oro. Como diputado del PCC, el 28 de octubre de 2019, presentó el primer proyecto de ley en la Comisión de Salud de “Ley especial de donación y trasplante de células, tejidos y órganos en El Salvador” que pretende, entre otras cosas, evitar el tráfico de órganos.

Desde su experiencia, Urías ve la necesidad de la aprobación de la ley: aliviar el dolor y mejorar la calidad de salud y de vida de las más de 5,000 salvadoreños que padecen de insuficiencia renal.