“La pintura se vive y se lleva en la sangre, es la llave de todas las puertas”, es la frase que caracterizaba al artista español Valero Lecha, quien realizó importantes aportes en el desarrollo del arte salvadoreño a través de su habilidad al pintar sobre el lienzo; sin embargo, su faceta como dibujante es desconocida.

El próximo sábado se conmemoran 40 años de su muerte, razón por la que el Museo de Arte de El Salvador (Marte), inauguró ayer la exposición “Retratos en Blanco y Negro”, un conjunto de más de 68 dibujos trabajados con carboncillo sobre papel, bajo el nombre de Cuaderno de Madrid que se conservan desde que Lecha regresó al país en 1935, la cual es un reflejo del mundo circundante que percibió.

El retratista nació en la provincia de Teruel, España, y pereció en San Salvador, el 20 de agosto de 1976. Durante su estancia en nuestra región, se dedicó a transmitir y formar talentos con los procedimientos técnicos que aprendió y mejoró del afamado maestro Cecilio Plá, por medio de su labor en la Academia de Dibujo y Pintura en 1937.

El investigador español José Pano, quien ha registrado la vida del artista, manifiesta que “La aplicación de este método se traducía en un dominio de la técnica que casi rayaba en la perfección, y solo así se comprende que Valero Lecha pudiera conseguir unos retratos que siguen impactando en el espectador.”

Asimismo, Lecha impregnó de “extraordinaria dignidad” a los personajes populares que registró con la increíble precisión de sus trazos.

Aunque la academia en la que se dedicó a enseñar la belleza de plasmar la vida dejó de funcionar en 1969, sigue enseñando y sorprendiendo a través de su obra.