Michael Morales en la cumbre del Everest en 2009.


A Michael Morales le tomó 58 días llegar al monte Everest, el pico más alto del mundo en Nepal, a 8,848 metros sobre el nivel del mar.

Este economista y empresario panameño subió el Everest el 23 de mayo de 2009, hace 12 años, tenía entonces 39 años y cree que su hazaña fue “un logro de equipo”. Morales fue el primer panameño en lograr escalar la montaña.

Su preparación le tomó años. Había subido elevados picos en las Américas y afrontó las dificultades del clima, el implacable frío y la falta de oxígeno en las alturas de la cordillera del Himalaya.
Yo subí el Everest hace 12 años y las cosas han ido hacia la mejoría en términos de seguridad, pero siempre es un balance entre preparación física y mental, porque lo que suele poner uno a esas alturas es más mente que cuerpo”. Michael Morales, en una entrevista con Diario El Mundo.

Morales explica que el cuerpo se rinde, “llega a cierto lugar, fisiológicamente, donde normalmente la mayoría de las personas irían a decir 'yo no puedo más', entonces la mente si la has fortalecido con experiencia porque no solamente puedes soñar o querer, sino tiene que haber tenido experiencias semejantes que te fortalezcan la mente y puedas conectar tu mente con tu cuerpo en situaciones que normalmente te topan al cerco”.

Morales relata que él tenía una experiencia de haber subido las montañas más altas en Norteamérica, en Sudamérica, los volcanes de Ecuador, ya había escalado la cordillera del Himalaya y tenía un poco experiencia de cómo eran las expediciones en esta parte del mundo, especialmente Nepal en donde está el Everest, el valle del Khumbu donde está la comunidad sherpa. Morales tenía bastante claro cómo era la logística.

Morales subiendo el Everest con oxígeno.


“Había pasado algunas experiencias intensas en el montañismo y me ayudó a prepararme para el Everest y el alpinismo. Cuando hablas de montañas arriba de los 8 mil metros, no puede ser sólo aspiracional esto, no despiertas un día y dices que lo voy a hacer nomás porque quiero hacerlo, no funciona así, tú tienes que soñar y aspirar a hacerlo, pero tienes que prepararte porque indistintamente de algunas comodidades logísticas que existen hoy en día, llámese el campamento base, nadie lo subirá por ti”, explica.

Morales estuvo 58 días en la montaña para cumplir su meta. Hay un proceso de aclimatización que demora tiempo, la montaña normalmente es inalcanzable en la cumbre porque son vientos huracanados y solamente en dos momentos en el año cuando entran los vientos del sur, que es la época lluviosa, y cuando viene ese cambio climático del seco al lluvioso hay un espacio donde bajan los vientos en la cumbre o cerca de la cumbre arriba de 8 mil metros.

“Entonces esos espacios son pocos en el año, normalmente contamos con espacios en ocasiones de mayo a principios de junio, pueden ser una o dos ventanas, a mí me toco una sola ventana, hay momentos que hay dos ventanas como es el caso de este año que parece que va a favorecer a los escaladores y luego en septiembre y octubre hay una que se abre cuando igual pasa el mismo fenómeno climática”, señala Morales.


Las adversidades


Morales relata que el frío es una de las adversidades constantes que los escaladores del Everest tienen que enfrentar. Luego el viento.

Además, las condiciones de limpieza, la comida, la posibilidad de enfermarse de muchas maneras y a la gente le puede dar uno que otros padecimientos que son ajenos al escalar.
Arriba de los 5 mil metros es como un desierto, no hay mucha humedad y uno empieza a tener problemas respiratorios, infecciones de esos muy comunes y tratamientos con antibióticos”. Expone Morales.

A eso se suma el desempeño físico, escalar y moverse por el glaciar.

El escalador panameño también menciona las quemaduras por el frío, problemas gástricos y pulmonares.

“Puedes herirte, puedes tener un accidente, puedes resbalarte”, expresa.

En el Himalaya siempre hay muchas personas en la ruta, salvo arriba de ocho mil metros. Hay sogas fijas en las que los escaladores conectan el equipo de seguridad a la montaña y eso reduce el riesgo de caer.



Los escaladores cuentan con un sherpa, un guía certificado, que siempre está cerca de ellos. Pero es muy común ver en la ruta al Everest a personas enfermas o heridas que tuvieron que ser evacuadas.

Morales describe que hay varios aspectos de la expedición. Cuando el escalador llega al aeropuerto más cercano al Everest hay que ir a pie al campamente base y eso toma unos diez días. Al llegar al campamento base hay que aclimatizarse, con poco movimiento, se trata de no esforzarse mucho los primeros días, hacer revisiones técnicas y luego empieza la escalada a los campamentos más altos.

“Realmente las partes donde pudieras decir como full es arriba del campamento dos al tres, la ruta en el Khumbu del campamento base al campamento uno es largo y difícil por la altura. Luego, el campamento uno al campamento dos es poco tiempo son tres a cuatro horas. Es un glacial bastante pasable, de ahí empiezas la parte más técnica, riesgosa y donde más cosas suceden”, recuerda.

Mientras más sube, Morales asegura que uno se da cuenta que el cuerpo realmente no está diseñado para vivir en esas alturas.
Tu cuerpo se está deteriorando en esa altura, no quiero ser tan dramático, pero tu cuerpo está muriendo lentamente, no puedes estar días allí porque fisiológicamente no puedes vivir, cuando tú sales del campamento tres al cuatro, hay gente que sube la montaña sin oxígeno, son pocos, la mayoría tiene oxígeno suplementario, tienes una baja cantidad de oxígeno que es dos litros por minuto, y subes del campamento tres al cuatro con oxígeno, eso te permite sentirte mejor a ocho mil metros, que es donde está el campamento cuatro que es donde está la zona de la muerte, te quedas pegado al oxígeno todo el día”. Michael Morales.

Luego hay que esperar una salida por la noche para subir a los ocho mil metros y llegar finalmente a la cumbre. Morales, como lo está haciendo la salvadoreña Alfa Karina Arrué, tomó el lado de Nepal para subir. Otros hacen el camino desde el Tibet, en China.

Michael Morales durante la entrevista con Diario El Mundo, vía videoconferencia.


“Siempre se ve alguna situación de una persona fallecida, herida, una persona que necesita ayuda y eso como que juega en la mente de uno”, comenta.

Luego se llega a la llamada “Zona de la muerte”, arriba de los ocho mil metros de altura.



“El nombre habla por sí solo, tu cuerpo está luchando y sabes que estás contra el reloj, pero es algo fascinante porque por primera vez logras ver el Everest de frente”, dice Morales.

Durante la escalada, mucha gente no lo sabe, pero no se ve toda la montaña, en realidad están subiendo en una montaña que está abajo que se llama Lhotse.

“El campamento tres del Everest, ni siquiera está en la montaña del Everest, sino que está justo al lado en una pared que se llama Lhotse, entonces cuando llegas allá por supuesto que hay sentimientos mixtos, preocupación, ansiedad, aprensión de lo que viene, porque sabes que todo lo que has hecho depende de ese momento”, recuerda.

Morales dice no haber conocido a alguna persona que llegue al campamento cuatro y esté en perfecto estado antes de arrancar a la cumbre. Él sufrió una infección porque no había comido bien.

“Tú no arrancas esto como si fuera un Ironman o una maratón que estás en tus condiciones óptimas, cuando llegas después de una expedición en una montaña después de 45 días, tú estás cansado y tú arrancas el día más difícil de tu vida en unas condiciones menos óptimas”, explica.

Luego salen de ese lugar, cae la noche y estás en un lugar inhóspito.

“Tienes que salir de tu tienda de campaña, una cosa pequeña, muy básica y tienes que dar una salida a las 11 de la noche, en una temperatura -30 grados bajo cero, fácil no es nada común, es una satisfacción gratificante”, cuenta.

 

La llegada


Morales subió el último día de la ventana del clima, un poco más temprano.

“En mi grupo nos tocó una tormenta, había mucho viento, el hielo te quiere cortar como un cuchillo, entonces cuando llegamos a la cumbre, no tuve visibilidad porque ha sido una hora, hora y media antes de llegar a la cumbre, muy cerrado, así que mi experiencia en la cumbre fue nada, no vi nada, después me quité un segundo mis googles, me los tuve que poner otra vez y no pude quitarme nada de mi indumentaria, de mi ropa, porque las condiciones no fueron óptimos”, recuerda.

Morales dice que tres horas antes de llegar a la cumbre, estaba a 8 mil 600 metros, miró al cielo y estaba en un color oscuro “porque estábamos más cerca de la atmósfera”.



“Es increíble la escena porque se ve el cielo distinto y tengo amigos que han llegado a la cumbre a ciertas horas y ven cosas espectaculares, no tuve esa posibilidad de tener un lindo día”, se lamenta.

Morales, que sigue escalando montañas, dice que “el camino era más importante que la cumbre”, pero califica de “gratificante” haber alcanzado la meta.

“Fui afortunado de poder hacerlo porque esto no es algo que pueden hacer muchas personas, porque es algo que requiere mucho dinero, requiere de capacidad de entrenamiento, de desconectarte del mundo por dos meses”, dice.

Morales sostiene que “el Everest no es un logro individual”, es un trabajo que requiere de muchas personas y es un logro compartido.

“Es difícil celebrar subir el Everest sin poner a todas estas personas adelante, en mi caso, nunca he hecho algo en mi vida si la ayuda de alguien y subir el Everest no fue diferente”, reconoce.

Morales se quedó en la cumbre solo unos minutos.
Me tuve que tomar foto rápida para seguir, conozco casos que hay un clima soleado, poco viento y se pueden quedar 15 minutos, la cumbre es un espacio pequeño, porque hay otras que son más grandes y tienes metros para que alguien más suba, pero en el Everest caben un par de personas, tienes que moverte rápido porque hay otras personas que quieren tocar la cumbre”. Michael Morales.

 

Las recomendaciones


Preguntamos a Mike Morales sobre la expedición de la salvadoreña Alfa Karina Arrué y sostiene que este año en particular ha habido excelente clima, aunque ha tenido condiciones desfavorables en la subida en esta última semana.

“Ha tenido días con muy bajos vientos y poca nieve, han podido en muchos grupos llegar a la cumbre, en el tema logístico, los grupos cuando se conforman y después de un mes y medio de estar en esto en la montaña, hay grupos que son más fuertes y este año en particular he visto que han separado grupos, por ejemplo, de una expedición subieron casi la mitad del grupo en estos últimos días y la otra parte esperará la segunda ventana, lo que no es común de alguien que esté en una tercera rotación en la montaña, tenga una cuarta oportunidad, no sé el caso de la salvadoreña”, afirma.

Morales explica que normalmente tienen tres rotaciones en la montaña, es decir primeramente vas al campamento uno, te quedas ahí, descansas un poco, te aclimatizas, luego bajas al campamento base descansas un poco, luego haces una segunda rotación, van al campamento tres, hay gente que baja al campamento dos, hay otros que suben al campamento tres para que tu cuerpo sienta.



Morales relata que cuando él fue, había una prueba que tenía que dormir a una altura de siete mil metros y de ahí separaban los que podían ir a la cumbre y los que no, era una prueba de fuego difícil porque tu cuerpo sufre y creo que ni siquiera es tan necesario, pero eso ha ido cambiando a través de los años, pero lo que hacen ahora es que en la segunda rotación van al campamento tres, pero básicamente vas a tocar y sentir la altura, luego bajas y duermes al campamento dos, eso te desgasta menos.

“Tu cuerpo no sufre mucho y luego bajas al campamento base, haces un descanso un poco más largo, pueden ser tres o cuatro días como mínimo, te preparas, ya estás listo para tu tercera y última rotación, entonces normalmente vas desde el campamento base y te vas derechito al campamento dos porque ahora que te has aclimatizado es mucho más rápida, porque el reto no es caminar sobre el glaciar porque eso lo hace cualquiera, es una subida o pendiente, pero no es muy fuerte, lo importante es la altura porque estás a 6 mil metros, pero cuando estás aclimatizado lo haces más rápido, te sientes mejor, descansas mejor, entonces ahí esperas la última ventana de clima en el campamento dos, subes al campamento tres, duermes al campamento tres, vas del campamento tres a campamento cuatro y de ahí en la noche vas para la cumbre”, comenta.

Eso sí, los que por algún motivo no han podido lograr llegar al campamento cuatro y se regresan, normalmente no tienen una cuarta oportunidad, porque eso requiere todo un manejo logístico, costo, guía, comida, todo cambia un poco.

“Sin embargo, parece que este año es probable que algunos que no pudieron llegar por distintas razones al campamento cuatro o cumbre por una cuestión del clima, van a poder a subir otra vez con los siguientes grupos, siempre que se abra el clima, la ventana van a venir si o sí, es la semana del 20 que es lo que están viendo”, augura.