La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura tomó a bien en una conferencia de noviembre de 2011 proclamar el 30 de abril como fecha del “Día Internacional del Jazz”.
Según la Unesco, el Jazz es una forma de libertad de expresión, y simboliza la unidad y la paz y promueve la innovación artística, la improvisación y la integración de músicas tradicionales en las formas musicales modernas.
El baile del jazz en El Salvador fue impulsado por la maestra de la danza Nené de Roeder en el año 1984, quien inició su trayectoria en la danza aprendiendo ballet en la Escuela Nacional de Danza y luego viajó a Estados Unidos para continuar sus estudios, en donde conoció y se dejó cautivar por el jazz.
“El jazz tiene la libertad de poner la expresión propia”, expone de Roeder, quien también explica que, quien lo baila, puede incluir su propio toque, posiciones, movimientos y gestos.
Se certificó como maestra de jazz en Nueva York en 1982.
“El jazz es una realidad múltiple, tejida a través de encuentros entre culturas, instrumentos y personas”. Audrey Azoulay, directora general de la Unesco.
Algo que tiene presente es que cuando ella regresó a El Salvador para enseñar el jazz, en el primer reportaje que le hizo la prensa, escribieron jazz con “y”, por lo mismo que el género no era conocido, explica.
Los profesionales del jazz que han sido inspiradores para ella son Gus Giordano y Joe Tremaine.
Hoy en día, su academia de baile cuenta con 37 años de trayectoria e imparten jazz, ballet y tap.
Para Nene, la danza en general es como “una medicina mágica”, pero destaca la libertad del jazz que otros géneros como el ballet no tienen.
Cuenta que durante la cuarentena bailó todos los días y es algo que le ayudó a sentirse bien.