El papa Francisco recordó este miércoles la masacre de las monjas Maryknoll, ocurrida hace 40 años en El Salvador, entre las más brutales cometidas durante la guerra civil en ese país centroamericano.
Corrían muchos riesgos, llevaban alimentos y medicinas a los desplazados y ayudaban a las familias más pobres", rememoró Francisco durante la audiencia general, tras elogiar su "gran generosidad".
El 2 de diciembre de 1980, un grupo de paramilitares asesinó tras haberlas violado a tres religiosas estadounidenses y un laico misionero a los que acusaban de colaborar con la insurgencia.
Los familiares de las víctimas tardaron años en descubrir que los asesinos formaban parte de las fuerzas militares salvadoreñas con la connivencia de dos generales al mando de bandas paramilitares violentas y descontroladas, en un contexto, el de la guerra civil en El Salvador, que duró 12 años (1980-1992)", recuerda Il Sismógrafo, la página especializada en asuntos religiosos.
Maura Clarke e Ita Ford eran de la orden Maryknoll, Dorothy Kazel de las Hermanas Ursulinas y Jean Marie Donovan era un misionero laico.
Los cuatro trabajaron por años en comunidades pobres de América Latina y en particular la hermana Ita Ford había trabajado durante mucho tiempo en Chile hasta que el entonces arzobispo de San Salvador, Óscar Romero, la llamó para que dirigiera un proyecto en El Salvador.
La hermana se enteró del asesinato del obispo Romero mientras viajaba. Un destino, el del martirio, que une a esas monjas con el santo Óscar Romero, asesinado en 'odium fidei' (por su fe) mientras arremetía contra la brutalidad de los escuadrones de la muerte salvadoreños", escribió Il Sismográfo.
Monseñor Romero, canonizado en 2018, fue asesinado por escuadrones de la muerte el 24 de marzo de 1980.
Como arzobispo denunció en sus homilías dominicales numerosas violaciones de los derechos humanos y manifestó en público su solidaridad hacia las víctimas de la violencia política de su país.