El testigo (con criterio de oportunidad) afirmó en el juicio que el Juzgado Especializado de Sentencia “C” desarrolla contra 133 imputados, que la pandilla 18 ha destacado pandilleros armados y con teléfonos celulares en siete puntos de vigilancia en zonas altas, entradas y salidas de colonias para detectar y a alertar a sus compinches del ingreso de patrullas policiales.
Detalló que las “siete bases de vigilancia” se localizan en final calle Las Brisas, entre las colonias Aragón I y II, en colonia El Mirador sobre un bordo de tierra por un palo de marañón, frente a Aduanas o Rancho Navarra, en casa de Inés y el Pijuyo en la San Rafael y por la subida de los túneles en el Cañito, así como en la Cima de San Salvador.
A ese sistema de seguridad afirmó, se suman los colaboradores o civiles activos que son habitantes no pandilleros pero que les alertan sobre la llegada de policías o de posibles rivales.
“El objetivo es tener atemorizada a toda la gente que vive o ingresa a esas colonias, tener ingreso de la extorsión, cometer homicidios y feminicidios”. Testigo protegido pandilla 18
De hecho, Fiscalía los acusa de 14 asesinatos y dos feminicidios entre otros delitos.
La amenaza no es solo con palabras o gestos hacia las personas si no hacen lo que ellos ordenan, “es a punta de pistola y les dicen que no digan nada de lo que ven y oyen, porque si no ya saben lo que le va a pasar. Serán asesinados”.
Armas y extorsiones
El imputado afirmó que la mara extorsiona a todo vendedor ambulante, comerciantes establecidos, distribuidores de mercadería y compañías de telefónicas.
Una de las preguntas de la Fiscalía, al testigo criteriado este martes fue, ¿qué hacen con el dinero que recogen de las extorsiones y robos?. El pandillero respondió que con el dinero que recogen de las extorsiones, venta de drogas y asaltos, es enviado a los pandilleros que están en penales, sirve para la alimentación de ellos, para vestirse, comprar armas de fuego y drogas.
Entre las armas que compran dijo que están los fusiles Ak-47, M-16, carabinas y armas cortas, necesarias para asesinar a las personas que no se someten a sus órdenes, enfrentarse con las maras rivales y con la Policía.
El marero dijo que bajo su poder, (puesto que era palabrero o cabecilla de la zona), tenía un arsenal de siete fusiles y 22 pistolas calibre 9 milímetros. Destacó que en la pandilla 18 hay jerarquía de mando, están los colaboradores, civiles activos, soldados o homeboy, palabreros o cabecillas.
Dijo que entre los colaboradores hay taxistas y taxistas no autorizados (piratas) que ayudan a la pandilla a mover droga y armamento de un lugar a otro; en ocasiones apoyan a otras clicas como colonia Dina, Zayco, Columbia, Taynos 39, los Ganster, Parque Libertad, Amatepec Locos, Los 106 Ganster de Las Palmas, la clica del hospital.