El descontento con los partidos tradicionales, más la intensa campaña que se enfocó en la figura del presidente Nayib Bukele, fueron factores que contribuyeron a que Nuevas Ideas obtuviera la mayoría en las elecciones del 28 de febrero, pese a los signos de un autoritarismo del Ejecutivo, es una de las valoraciones del vicerrector de Proyección Social de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), Omar Serrano.

 

¿Cómo ve este resultado electoral?

Lo que sucedió el 28 de febrero en términos de ciencia política es un realineamiento electoral, que se venía anunciando desde hace algunos años ya. Realineamiento electoral es un cambio de preferencia electoral, donde la gente que votaba mayoritariamente por Arena y por el FMLN direccionaron su voto a Nuevas Ideas. Esto también se llama elección crítica y según los estudiosos de la historia y de la ciencia política, las elecciones críticas son la ocasión para grandes transformaciones en un país.

Estamos ante una nueva etapa que puede propiciar transformaciones hasta estructurales en el país, de un signo o de otro, ese es el dilema que estamos en este momento. Abrimos una nueva etapa, pero para dónde vamos es lo que queremos ver.

 

¿Qué tanto hubo incidencia de la juventud?

El porcentaje de participación del 51 % que ha definido el Tribunal Supremo Electoral más apunta a que votamos los mismos que hemos votado otras veces y no un asunto de nueva generación.

 

Hubo un hartazgo de la población en la política de los partidos. ¿Cómo se analiza ese cambio tan abrupto?

Hubo un cansancio, un rechazo visceral de la gente a los partidos que han gobernado después de la guerra, porque pasamos de las promesas incumplidas de Arena a los cambios fallidos del FMLN.

El Salvador nunca ha tenido un proyecto político que responda a los intereses de las grandes mayorías, desde la independencia. Siempre nos han gobernado intereses elitistas, de cúpulas, que han ocupado el Estado para beneficiar sus intereses. Y ahora estamos a la expectativa qué grupo es el que va a imponer un proyecto de cúpula o si es verdad, como dice el presidente, que va a gobernar para toda la gente.

Ahora, ¿qué es lo que la gente quiso decir? Miren, hay necesidades postergadas desde siempre del pueblo salvadoreño, como trabajo, salud, educación, economía, sobre todo economía familiar. Si el actual presidente dice “no puedo hacer los cambios porque los mismos de siempre obstaculizan”, aquí está el poder, no como un cheque el blanco, sino para que hagan los cambios que nunca se han hecho y que necesita El Salvador. La gente votó masivamente por el partido del presidente y por el mismo presidente, porque estas elecciones fueron una especie de referéndum al presidente, la gente no votó por candidatos, sino votó por la N de Nayib.
“Ahora estamos a la expectativa qué grupo es el que va a imponer un proyecto de cúpula o si es verdad, como dice el presidente, que va a gobernar para toda la gente. Nunca hemos tenido un proyecto para beneficio de la mayoría”.

 

Al observar quiénes acompañan, encuentra gente que viene de “los mismos de siempre”, como Walter Araujo, ¿a la gente no le importó o qué es lo que puede predominar?

Creo que el mayor éxito político del actual gobierno, y en especial del presidente, es aprovecharse del descontento, del hartazgo de la población con los partidos políticos tradicionales, presentarse como distinto, a pesar que hace lo mismo que antes y lleva gente que participó antes.

Pero el mayor éxito político es que la gente le cree que es distinto. Pero critica el nepotismo haciendo más nepotismo, critica la corrupción con grandes señalamientos de corrupción. La principal aliada de la corrupción es la falta de transparencia y si algo caracteriza a este Gobierno es la falta de transparencia, todo es información reservada. Y en eso creo que tiene un papel fundamental la estrategia mediática del presidente, que dicho sea de paso, es probablemente la única estrategia que tiene para el país.



¿Qué oportunidades tiene esta nueva Asamblea, contando con esta mayoría?

La condición en que ha quedado la Asamblea Legislativa es inmejorable para hacer grandes cambios en el país. Nadie la ha tenido. El pilar de los mismos de siempre se ha caído. Poder absoluto significa también responsabilidad absoluta, responsabilidad total. Ahora, depende del presidente y de la Asamblea Legislativa lo que se va a implementar. Todo parece indicar que la Asamblea va a apoyar lo que diga el presidente. Acabamos de ver un pequeño tip con la Ley General de Agua, donde se aprobó un artículo, no la ley, quizá el más importante de toda la ley porque es el que más ha generado conflicto, es la composición del ente rector del agua.

 

¿Hay algún riesgo de autoritarismo?

Sería toda la institucionalidad que estaría bajo el control del mismo partido o de la misma persona en este caso. La correlación de fuerzas en la Asamblea, a partir del 1 de mayo, va a posibilitar que haya un Gobierno que responda a los intereses de la mayoría de la población o que responda a intereses de un grupo en específico. O se profundiza el incipiente camino democrático, que el país comenzó a andar desde 1992, o se profundiza en un populismo autocrático, que se valen del control absoluto del poder para implementar un régimen autoritario.

Estas sospechas son fundadas. El Gobierno, en los 20 y tantos meses que lleva, ha dado signos claros que va por ese camino. El principal antídoto contra la corrupción es la transparencia y este Gobierno no es transparente.

No hay Gobierno autócrata en el mundo que no necesite de las armas para hacer prevalecer su poder. Si algo ha caracterizado a este Gobierno es apoyarse en el Ejército y en la Policía Nacional Civil. Desde antes de la pandemia, en la celebración del 15 de septiembre de 2019, el Gobierno los definió sus “héroes”. Lo que interpretamos en ese momento es que quería ganarse la incondicionalidad de los hombres de uniforme.
“Yo no dudo que el protagonista de este momento en El Salvador es el presidente de la República. Ahora, creo que no es el que hace el guion. Está el protagonista, pero están los que hacen el guion, los que dicen lo que tiene que decir”.

 

El informe del Departamento de Estado de Estados Unidos sobre derechos humanos, ¿le dan mucha atención?

Ese es el otro elemento que faltaba en los signos que ha dado este Gobierno que va a ir por un camino autoritario, la coacción a la libertad de prensa, eso es evidente en el país. Pero en los ojos del mundo está el Gobierno del presidente Bukele y los signos que ha dado apuntan a que va a ser, según lo calificó la revista The Economist, el primer gobierno dictatorial millenial de la historia. Los signos que ha dado este Gobierno dan pie a pensar eso; uso de militarismo, ha contratado más militares que maestros; acusación de malversación de recursos públicos, falta de transparencia, coacción a la libertad de prensa y de expresión, además el culto a la personalidad del presidente. Yo no dudo que el protagonista de este momento en El Salvador es el presidente de la República. Ahora, creo que no es el que hace el guion. Los que hacen el guion es un grupo que está detrás de él.

 

Esta Asamblea tendrá que hacer elección de segundo grado, ¿qué valoración se puede hacer?

Se puede hacer una elección que tome en cuenta la meritocracia, las capacidades, la trayectoria de la gente. Tradicionalmente, lo que ha habido en las elecciones de segundo grado es un reparto del poder.

Ahora se va a ver si seguimos esa línea, si sería gente que agache la cabeza a lo que diga el presidente, si se nombre un fiscal general no para que investigue los graves delitos, sino para que encubra. O se eligen funcionarios que respondan a un perfil muy profesional y tiene esa oportunidad de hacerlo.

 

Este año, cambiará el presidente de la Sala de lo Constitucional, ¿debería ser más activa la Sala en el control del poder?

Debería. Realmente el presidente de la Sala (de lo Constitucional) es el presidente de la Corte. Y la interpretación auténtica de la Constitución está en la Sala de lo Constitucional. Hemos tenido casos, por ejemplo en Honduras y Nicaragua, que no han necesitado reformar la Constitución para permitir la reelección. Y creo que la Sala va a tener, la Corte en general, en el respeto y la defensa de la Constitución, que es su función fundamental.



En este último año, la Sala de lo Constitucional ha tenido bastante trabajo en el tema que el presidente ha vetado bastante leyes y ha tenido que estar dirimiendo controversias, caso contrario, ¿esperaríamos en esta legislatura no haya, a menos que las ponga la sociedad civil?

Ese es otro signo que da a pensar que este Gobierno puede andar el camino de autocracia, porque ha habido un irrespeto a la institucionalidad y a la división de poderes. Además, los acusó de ordenarle matar a miles de personas. Ha habido una relación tensa con ellos, una falta de respeto. El problema que tenemos en El Salvador es que tenemos una institucionalidad débil, incipiente. Si esto poco que se ha avanzado en la institucionalidad desde 1992 se tira al traste, está fundamentado pensar que vamos en el camino de la autocracia. A los que aseguran que vamos por ahí, que vamos a una dictadura, yo digo “miren, el Gobierno tiene todo a su favor para no caer en eso, para hacer los cambios que necesita el país sin la necesidad de recurrir a las armas”.
“El principal antídoto contra la corrupción es la transparencia y este Gobierno no es transparente. ¿Por qué la población salvadoreña no tiene derecho a saber cuánto nos cuestan las vacunas (covid19). En Costa Rica la gente lo sabe”.

 

A esta legislatura le tocaría ratificar el derecho humano al agua y saneamiento en la Consttución, ¿sería un mensaje positivo que se apruebe?

Sería un mensaje muy positivo porque ya tenemos dos escenarios de este tipo, se aprobó la reforma, pero no se ratificó, en dos ocasiones. Y con respecto al derecho humano a la alimentación, ya tenemos la aprobación y ahora queda ratificarla por esta nueva Asamblea Legislativa. Y tácitamente estarían reconociendo que lo que hizo la legislatura anterior fue bueno. Nosotros somos conscientes que la regla no cambia automáticamente la realidad. Pero creemos que es condición para mejorar la situación de la distribución del agua en El Salvador.

 

¿Qué papel debería jugar la sociedad civil y la sociedad civil organizada ante este cambio?

Ante la probable ausencia de pesos y contrapesos, hay tres pilares que están llamados a controlar el uso del poder. Una es la sociedad civil organizada, para eso se requiere unidad, articulación, coordinación. La única experiencia que recuerde unió a toda la sociedad civil organizada fue la búsqueda de la paz durante la guerra. Estamos en una situación en que las agendas particulares de las organizaciones deben supeditarse al respeto a la democracia, al respeto a los derechos humanos, el respeto a la libertad de expresión y al respeto a los derechos sociales y económicos. El segundo pilar son los medios de comunicación, cuántos escándalos de corrupción se destaparon gracias al periodismo de investigación. Y, en tercer lugar, la comunidad internacional.

 

3 datos que debes de conocer



  1. Falta de transparencia


Académico señala que la falta de transparencia es uno de los signos de un gobierno con régimen autoritario.

 

  1. Uso de fuerzas armadas


Destaca el uso de fuerzas armadas para controlar los centros de contención por covid-19 y militarizar las fronteras.

 

  1. Libertad de prensa


Otro signo que podría indicar el camino hacia un régimen de autoritarismo está en la coacción a la prensa salvadoreña.

 

El perfil


Omar Serrano, Vicerrector Proyección Social UCA

Estudios: licenciatura en Filosofía y egresado de maestría en Teología de la UCA, Master en Ética para la Construcción Social por la Universidad de Deusto, España.

Trayectoria: director del centro social Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación ERIC; coordinador centroamericano de las Escuelas de Formación Política y Ciudadana de la Compañía de Jesús.