AFP PHOTO / BADUNG POLICE. Bandera china detrás de un alambre de púas en un complejo de viviendas en Yangisar, al sur de Kashgar, en la región occidental de Xinjiang de China. El régimen chino niega la existencia de supuestos campos de reeducación de musulmanes en Xinjiang.
Las autoridades de China han amenazado este viernes con tomar las medidas necesarias para "salvaguardar" sus instituciones y empresas después de que el Senado de Estados Unidos aprobara
prohibir las importaciones procedentes de la región china de Xinjiang como una medida orientada a ponerle freno a las condiciones de trabajo forzoso y la violación de Derechos Humanos.El portavoz del Ministerio de Exteriores, Wang Wenbin, ha lamentado que la medida aprobada por Washington muestra que
"el Gobierno estadounidense no tiene escrúpulos a la hora de intentar hundir a China como sea". En este sentido, ha trasladado que Pekín
rechaza contundentemente esta decisión y ha instado a "corregir el error" cuanto antes. La medida, que es la última en una serie de sanciones impuestas por Estados Unidos contra China
por el trato a la minoría uigur, afectará a los productos en cuestión a menos que las empresas puedan probar que se han producido sin hacer uso de trabajos forzosos.El Departamento del Tesoro ha informado sobre una
nueva ronda de sanciones a otras ocho entidades chinas a las que ha responsabilizado de vigilar y violar los Derechos Humanos de la población en la citada región.Traslado forzado de uigures en Xinjiang. Foto: WAR ON FEAR / YOUTUBE / EUROPA PRESS
El Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció el jueves que añadió a compañías chinas de biotecnología a su lista negra de empresas señaladas
por violaciones a los derechos humanos, al acusarlas de vigilancia de alta tecnología a la minoría uigur. Grupos de derechos humanos han reportado
una vigilancia sin precedentes a los uigures, de mayoría musulmana, en la región de Xinjiang, que incluye seguimientos de ADN y operaciones de inteligencia artificial para reconocer y monitorear rostros.Activistas, testigos y el gobierno de Estados Unidos dicen que
más de un millón de uigures y otros musulmanes permanecen cautivos en campos de concentración en un intento de desarraigarles de sus tradiciones islámicas y asimilarlos por la fuerza.Pekín describe estos sitios como centros de entrenamiento vocacional y asegura que su objetivo es reducir el riesgo de que se esparza el radicalismo islámico, tras una serie de ataques mortales.