La Rioja es un centro que surgió en 1994 bajo el nombre de Centro de Capacitación Laboral El Progreso.
La Rioja da educación desde kinder a sexto grado, pero no hay límite de permanencia en el centro.[/caption] El Centro de Formación La Rioja es una institución que desarrolla diferentes programas académicos, de formación y de habilitación para generar autonomía e independencia para las personas con discapacidad intelectual. La Rioja cuenta con talleres como carpintería, cocina, costura, manualidades, panadería, y huerto, y recibe a personas hasta con 55 años de edad, como lo externó la directora de la institución, Andrea Torres. "Además de sus lindas instalaciones acá los jóvenes es para ellos un oasis un lugar de mucha alegría donde todo lo que está estructurado, organizado es para potenciar de manera integral todas sus habilidades”, dijo Vilma Mercedes Zaldaña de Chiquillo presidente de la Asociación Salvadoreña Pro Ayuda de Personas con Retardo Mental (ASPAPREM). La presidente de la asociación explicó que esta necesidad de velar por las personas con discapacidad intelectual se remonta al año de 1990, cuando un grupo de padres de familia, se organizaron encabezados por la licenciada Otilia Trigueros.
Inicios.
La Rioja es un centro que surgió en 1994 bajo el nombre de Centro de Capacitación Laboral El Progreso, para acoger a los estudiantes con discapacidad intelectual de muy escasos recursos económicos, y que se ubicó en una esquina entre la 1a avenida Norte y el pasaje María Auxiliadora, de San Salvador. En el año de 2009 se trasladan a Lomas de Altamira, luego de un acercamiento con la "Federación Riojana de Discapacitados Psíquicos”, con la que se establecieron vínculos para obtener ayuda del gobierno autónomo de La Rioja y del ayuntamiento de Calahorra. Debido a lo anterior, cambiaron su nombre.
Pandemia
La pandemia por covid-19 vino a limitar la educación especial, Torres señaló que 30 personas se retiraron, algunos por falta de recursos o manejo de las tecnologías. La docente, Gloria Urquilla manifestó que la pandemia los obligó a cambiar la forma de enseñanza, pues solo un 5 % de la clase es teórica y el resto se asocia a la práctica, pero que esto favoreció a los estudiantes para desenvolverse con actividades como doblar la ropa o la cocina, y acercarse un poco más a la independencia. "Se les ha enseñado las medidas de bioseguridad y de higiene en la cocina, porque es cierto dar las recetas, pero siempre ellos se les da como una previa enseñanza de cómo hacer una receta y mantener limpia el área”, explicó la docente, Eva Membreño. Urquilla indicó que se han creado cuatro grupos de clases, el primero es el A, para aquellos atendidos que necesitan educación de kinder y primer grado; mientras que en el grupo B se encuentran alumnos de primero, segundo y tercer grado. En el grupo C se encuentran a los que se les imparten clases de tercero y cuarto grado, y el grupo D recibe contenidos de quinto y sexto grado. No existe un tiempo límite de permanencia en el centro, siendo muchas veces el final de su estadía el encontrar un trabajo, hecho en el cual el mismo centro brinda un asesoramiento y supervisión de cada estudiante. La directora señaló que al menos siete jóvenes han obtenido diferentes puestos de trabajo, insertándose en una vida laboral que resulta difícil para cualquier persona, con o sin discapacidad.