El Banco Mundial (BM) estima que los precios internacionales del petróleo escalarán en 2021 impulsados por una recuperación de la economía internacional.


Un artículo publicado por los economistas John Baffes y Peter Nagle enfatizan que casi todos los precios de los productos básicos se recuperaron en el tercer trimestre de 2020 luego de disminuir a niveles históricos por el impacto de la pandemia del covid-19.


El análisis destaca que los precios del petróleo pasará de un promedio de $41 en 2020 a una previsión de $44 en 2021.


“A medida que la lenta recuperación de la demanda se corresponda con una disminución de las restricciones a la oferta. Según las proyecciones, los precios de los metales y los precios agrícolas registrarán aumentos moderados en 2021”, dice el documento.


Actualmente el mercado de la energía se encuentra marcado por la pandemia y los regímenes de cuarentena que se aplicaron a escala global lo que también obligó a los países productores a reducir la producción de petróleo.


“El colapso del consumo de petróleo en marzo y abril generó una marcada caída en los precios del petróleo. En respuesta, muchos productores de petróleo redujeron la producción, principalmente la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados, que acordaron realizar en conjunto recortes de la producción de 9.7 millones de barriles al día, o casi el 10 % de la producción mundial. La combinación de recortes de la producción y repuntes del consumo contribuyó a la recuperación parcial de los precios del petróleo en el tercer trimestre de 2020”, dice el informe.


Los autores advierten que el principal riesgo para las previsiones de los precios es la duración de la pandemia, así como el riesgo de que una segunda ola de contagios en el hemisferio norte sea más grave.


En su análisis, es probable que la pandemia tenga impactos perdurables sobre el consumo de petróleo a través de la modificación de las conductas de los consumidores y del empleo. Los viajes aéreos tal vez disminuyan de forma permanente, a medida que sean reemplazados por reuniones a distancia, lo que conllevará una reducción de la demanda de combustible.


La tendencia a trabajar desde el hogar podría disminuir la demanda de gasolina, pero esa baja se compensaría con el mayor uso de vehículos privados si las personas siguen sintiendo temor a viajar en el transporte público.