Dos de las jóvenes desaparecidas vivían en el cantón La Ceiba, en San Jorge, San Miguel. / Rosa Fuentes


Paula Guadalupe Garay Ulloa de 20 años desapareció el pasado 16 de febrero, cuando salió de la casa de su padre, ubicada en el cantón La Ceiba, de San Jorge, San Miguel.

Fue la última vez que su madre la vió; la joven llegó a dejar a su hija de cuatro años y pidió que se la cuidaran mientras ella realizaba unas diligencias en Usulután.

Los familiares le llamaron a su teléfono celular y tampoco obtienen respuesta. “Suena apagado,” dijo la angustiada madre.

Ayer en la mañana, al teléfono celular de una pariente de la desaparecida cayó un mensaje en la aplicación de WhatsApp, en la cual aparece la foto de una mujer ensangrentada boca abajo, desmenbrada, vistiendo los mismos colores y la ropa con los que la joven fue vista por última vez.

Los padres de la joven interpusieron la denuncia en la delegación de la Policía Nacional Civil (PNC) de San Jorge, pero al cierre de esta nota no se ha encontrado el cuerpo enviado en la fotografía para corroborar si se trata de la joven.



La zona es asediada por la pandilla MS13, pero la familia asegura que la joven no tenía vícunlos con ninguna estructura.

En el mismo cantón La Ceiba, familiares de Jennifer Amaya de 20 años, la buscan desde hace 15 días que salió a su trabajo de oficios domésticos en San Rafael Oriente. No llegó a su trabajo ni regresó a su casa.

Mientras que en el municipio de El Tránsito, en el mismo departamento oriental, familiares y amigos buscan información de la joven Blanca Lidia Gutiérres Castillo, quien desapareció desde el 13 de noviembre del año recién pasado cuando salió de su casa a realizar compras hacia un supermercado.

Un vocero de la Policía Nacional Civil dijo que a diario se reciben alrededor de 10 o más denuncias de personas desaparecidas en el oriente del país.

El director de la PNC, Howard Cotto, ha dicho que no existe un registro de personas desaparecidas.