Los principales índices bursátiles de Asia sufrieron este lunes desplomes históricos, arrastrados por el temor a una recesión global tras la imposición de nuevos aranceles por parte del presidente estadounidense, Donald Trump, y las contramedidas aplicadas por China. Las caídas oscilaron entre el 4 % y el 13 %, con fuertes pérdidas en Hong Kong, Taiwán, China continental, Japón y Corea del Sur.

El índice Hang Seng de Hong Kong encabezó las pérdidas con una caída del 13.2 %, su peor sesión desde la crisis financiera de 2008. El desplome se produjo tras la aplicación de un arancel del 34 % a todas las importaciones estadounidenses por parte de Pekín, en respuesta directa a las tarifas impuestas por Washington. En Taiwán, el índice Taiex cayó un histórico 9.7 %, mientras que en Shanghái y Shenzhen los selectivos retrocedieron un 7.34 % y un 9.66 %, respectivamente.

En Japón, el índice Nikkei cerró con una pérdida del 7.83 %, afectado por la caída de gigantes como Toyota Motor (–5.86 %) y Softbank (–12.33 %). La Bolsa de Seúl, por su parte, registró una pérdida del 5.57 % en su índice Kospi, y su moneda, el won, sufrió su peor jornada desde marzo de 2020, al depreciarse hasta los 1,467.8 por dólar. En India, los índices Sensex y Nifty bajaron un 2.95 % y un 3.24 %, respectivamente, en su peor jornada en casi un año.

El Ministerio de Exteriores de China respondió a las acciones de Washington acusándolo de aplicar prácticas “hegemónicas” que afectan principalmente a países en desarrollo. “La presión y las amenazas no son la forma correcta de relacionarse con China”, advirtió el portavoz Lin Jian, al mismo tiempo que el Gobierno chino aplicó nuevos gravámenes que elevan hasta un 54 % los aranceles sobre productos estadounidenses.

La reacción en cadena afectó también a otras bolsas del sudeste asiático y Oceanía. Singapur reportó una caída del 7.46 %, Malasia un 4.01 %, y Filipinas un 4.3 %, mientras que Australia y Nueva Zelanda registraron pérdidas del 4.23 % y 3.65 %, respectivamente. Los analistas advierten que de mantenerse la tensión entre las dos mayores economías del mundo, los efectos podrían expandirse aún más a los mercados europeos y americanos, intensificando los temores de una recesión económica global.