Lavar, planchar, cocinar, hacer limpieza, cuidar los niños y los adultos mayores, todas estas actividades realizan las mujeres salvadoreñas sin que sea considerado un empleo formal y remunerado. Un impedimento para que seis de cada 10 salvadoreñas que se encuentran inactivas no busquen un empleo formal.

La población inactiva corresponde a quienes están en edad de trabajar, pero que no tienen o buscan un empleo. En El Salvador, esta tasa supera a los 1.81 millones de personas, de los cuales el 76.2 % corresponde a mujeres y 23.8 % a hombres, según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) de 2021.

El 64.8 % de las mujeres consideradas “inactivas” no busca un empleo porque se dedica al trabajo doméstico y de cuidado, una brecha abismal frente al 2.3 % visto en la población masculina y que con seguridad se amplió desde 2020 por la pandemia del covid-19.

“Lo acontecido con la pandemia puso de relieve las dificultades que enfrentan las mujeres de manera estructural para afrontar las labores domésticas no remuneradas”, señaló la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), en una investigación publicada la semana pasada sobre las vulnerabilidades laborales entre la población femenina y masculina.

Un 12.3 % de las mujeres inactivas en El Salvador tampoco trabaja porque asiste a un centro de educación o está de vacaciones escolares, mientras que un 11.1 % no puede por alguna discapacidad, un 3.4 % por enfermedad, 3.1 % porque está jubilada y 3.9 % por obligaciones del hogar.

El covid golpeó más a las mujeres.

El estudio, que retoma datos de la EHPM, destaca que en general las mujeres fueron las más afectadas por la pandemia del covid-19: sufrieron un mayor deterioro en las condiciones laborales y tuvieron que destinar hasta 11 % de su tiempo a las actividades de ciudades del hogar.

La crisis económica por el covid-19 golpeó con mayor severidad a la población femenina, pues alrededor del 27 % de las mujeres trabajadoras del sector formal resultaron afectadas en 2020, un porcentaje mucho mayor si se compara con el 18.6 % que se registró en la crisis financiera de 2008, ya que en ese entonces no hubo confinamientos ni enfermos que atender en el hogar como fue con el covid-19.

Fusades señaló también que una mujer que estaba en las filas del desempleo antes de la crisis, tiene más probabilidad de salir de la fuerza laboral que un hombre, lo cual la coloca en una situación de mayor vulnerabilidad.

“La tónica más recurrente para las mujeres que están fuera del mercado laboral, es quedarse fuera del mercado laboral”, señala Fusades, al también advertir que este factor está vinculado con los cambios en la demanda de más trabajo en el hogar.

El tanque de pensamiento hace énfasis en que, si bien la población masculina registró las mayores caídas en el empleo formal, esto es así porque hay menos mujeres en el mercado laboral (un 42 % de participación), a pesar de ser la mayoría de la población.

Los datos oficiales del Gobierno señalan que durante la crisis por el covid-19 la población cotizante masculina cayó en 49,500 trabajadores, frente a los 29,8000 registrados en el sector femenino.

El dato

Las mujeres encuentran menores oportunidades laborales, a pesar de que representan el 53.3 % de la población. Es decir, que hay 88 hombres por cada 100 mujeres.

Brechas entre las mujeres y los hombres

Los datos oficiales confirman que las mujeres salvadoreñas tienen menos oportunidades laborales y, cuando trabajan, ganan menos.

1.- Ingresos
Más de la mitad de las mujeres en edad para trabajar se encuentra fuera de la fuerza laboral, sin recibir ingresos.

2.- Salario
El salario promedio para los hombres fue de $379.12 en 2021, pero para las mujeres promedió $325.12, una diferencia de $54.02.

3.- Pobreza
En 2021, unas 955,783 mujeres vivían en condición de pobreza y representaron el 54.2 % del total a nivel nacional.