Lejos quedó la época de oro del sector caficultor salvadoreño, que cinco décadas después de ser el quinto productor mundial del aromático ahora ocupa el puesto número 16, según la Organización Internacional del Café (OIC).

La caficultura fue la otrora de la economía salvadoreña por casi dos 200 años. Su génesis se remonta a mediados del siglo de 1800, cuando los gobiernos de turno dieron varios estímulos fiscales al cultivo, hasta que a inicios de 1930 concentraba la gran parte de las exportaciones.

La historia ubica a El Salvador como uno de los que conformaba los “tres jinetes” en 1950, junto con Guatemala y Honduras por un grano suave y con calidad. No fue hasta la década de 1970 que se convirtió en el quinto productor mundial y el cuarto exportador, ese momento con cosechas cercanas a los cinco millones de quintales.

Esto ya es historia. Actualmente El Salvador se ubica en la posición número 16 entre los países productores de café arábica, cuyas variedades –como el Pacamara o Bourbon– son consideradas las mejores del mercado por sus características aromáticas y acidez.

Top de producción.

El ranking de la OIC, elaborado a partir de información proporcionada por los países, mantiene que Brasil ostenta el primer puesto como el mayor productor mundial de café arábica, con 39.7 millones de sacos de café (de 60 kilogramos cada uno) para el ciclo 2021-2022. En segundo lugar, se encuentra Colombia y en tercero Etiopía.

Vietnam aparece hasta la posición número 10, pero se debe a que buena parte de su cosecha es robusta –notas más ácidas. Si solo se evalúa por volumen de producción, este país asiático ocupa el segundo lugar como productor mundial.

De acuerdo con el reporte de la OIC, la producción de El Salvador se encuentra en niveles similares a los registrados en Kenia y Tanzania.

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Plagas, deudas y otros problemas.

La caficultura es un sector extremadamente vulnerable a los eventos climáticos y a los choques del mercado.

La debacle comenzó en 2000 con una caída en los precios internacionales por una sobreoferta en el mercado. El Consejo Salvadoreño del Café (CSC) registra que en las cosechas de la década 1990 superaban los tres millones de quintales, pero para el ciclo 2002-2023 llegaron a 1.9 millones.

El mayor golpe de los productores salvadoreños ocurrió en la cosecha 2012-2013 con un feroz ataque de la roya, que desplomó la producción en más de la mitad y pasó de 1.7 millones de quintales a cerca de 700,000.

“La producción de café de El Salvador ha estado luchando por recuperarse de la devastación de la roya, que en 2013 afectó el café de origen en Centroamérica”, señala la OIC.

La organización, de la que es miembro El Salvador, cita que el Gobierno lanzó en 2021 el programa de resiliencia climática de los bosques cafetaleros, con un financiamiento de $45 millones, para renovar el 25 % del área cultivada de café de origen, equivalente a más de 50,000 manzanas.

Este proyecto, añade la OIC, contempla la entrega de 24 millones de plantas resistentes a la roya en cinco años.

Entretanto, la producción de café sigue sin despegar y en el ciclo 2022-2023 quedó en 876,315 quintales, un 5 % inferior al período anterior. La Asociación Cafetalera de El Salvador (Acafesal) atribuye esta reducción a las pérdidas por las tormentas de noviembre de 2022, que dejaron una estela de daños en infraestructura y agricultura.

La gremial estima que el sueño de volver al millón de quintales se hará realidad en dos años, si no ocurre un evento climático extremo.

El salvavidas del sector es su calidad, pues el grano salvadoreño aún goza de una posición privilegiada en los mercados especializados. El CSC registra que el 79 % del café se vende como diferenciado, una categoría que incluye los orgánicos, finos y gourmet.

Grano de oro

La caficultura fue el motor económico por casi 200 años. Aunque su participación ha caído, es el segundo producto agrícola más exportado después del azúcar.

1.- Historia

La historia recogida por el CSC señala que las primeras plantas se localizaron en 1740, en Ahuachapán. Su exportación sostuvo a la economía, incluso los impuestos por su venta sirvieron para construir el Palacio Nacional en San Salvador.

2.- Variedades

Las variedades del café salvadoreño dan ese “valor agregado”. Se cultiva Bourbon, considerado “ancestral”, así como Pacas y Pacamara con sabores frutales y un cuerpo denso. Más recientemente se han introducido nuevas variedades resistentes al cambio climático.

3.- Cultivo

Hay cinco cordilleras cafetaleras, donde la Apaneca-Ilamatepec es la mayor productora. El CSC tiene registrados a 18,127 productores que tienen cultivos en 165,700 manzanas. El sector es considerado un pulmón biológico porque retiene agua y la densidad de árboles.