La actividad económica de El Salvador sufrió una fuerte desaceleración en la segunda mitad del año pasado, que llevó al Producto Interno Bruto (PIB) a cerrar con la tasa de crecimiento más baja desde la pandemia del covid-19. En un escenario mucho más adverso, el Banco Central de Reserva (BCR) mantuvo ayer su pronóstico de que la economía crecerá entre 2 % y 3 % este 2023.

En la presentación de su informe económico de 2022, Douglas Rodríguez, presidente del BCR, confirmó que la economía creció un 2.6 % al cierre del año pasado, lejos del 4 % que estimó inicialmente o del 11.2 % de 2021 después de la histórica contracción (de -7.9 %) registrada en 2020 por la pandemia del covid-19.

El panorama económico se ensombreció después del estallido del conflicto entre Ucrania y Rusia, que disparó principalmente el precio del crudo y los alimentos. El BCR confirma que la economía inició el año con un crecimiento de 4.1 % en el primer trimestre, para el segundo bajó a 2.9 %, en el tercero quedó en 2.2 % y en el cuarto fue solo 1.3 %.

Rodríguez defendió que la tasa de crecimiento es la segunda más alta del promedio histórico de El Salvador de las últimas décadas, a pesar de que 2022 fue “año atípico”. “El 71 % de los países tuvo que reducir su proyección de crecimiento económico”, insistió.

La crisis pesa en la economía.

El presidente del BCR hizo un rosario de los problemas que enfrentó la economía salvadoreña, al igual que el resto de la región, donde destacó la invasión rusa en Ucrania, el rompimiento de las cadenas logísticas, altos precios del petróleo y materias primas, aumento de las tasas de interés y una desaceleración de los principales socios comerciales.

Este “cóctel” de crisis pesó más en la dinámica que factores internos que jugaron “a favor” de la economía, como el mejoramiento de las condiciones de seguridad y la inversión privada, que el año pasado acumuló más de $5,900 millones.

Rodríguez dijo que hubo ciertos colchones que amortiguaron las crisis, como las medidas contra la inflación que incluyó paquetes de subsidios, y el régimen de excepción. Los motores de la economía fueron principalmente la actividad turística, que al cierre del año dejó ingresos superiores a $2,600 millones, además de los proyectos de infraestructura pública, las remesas y el comercio.

El Banco Central reporta crecimiento en 17 de las 19 actividades que componen el PIB. La de mayor dinamismo fue el sector de electricidad, con una variación de 14.4 %, seguido de servicios profesionales con 9.4 %, y construcción en 8.3 %.

En tanto, hubo bajas en las actividades inmobiliarias, de 0.2 %, mientras que la industria se contrajo un 0.5 %, y minas y canteras un 13.9 %.

Proyección para 2023.

Los escenarios no son alentadores para este año, que para algunos economistas será “peor” que los previos por la crisis bancaria en Estados Unidos que se suma al cóctel de crisis.

El BCR insiste en que el crecimiento económico se mantendrá en el rango de 2 % y 3 %, considerando los factores “adversos en el entorno internacional”.

Para este año, según su pronóstico, la actividad económica estará anclada a la promoción del turismo, el desarrollo de proyectos de inversión pública y privada, y la seguridad.

El dato

El BCR destacó que el sistema financiero se mantiene sólido y con suficiente liquidez para responder a una crisis y al crecimiento económico, gracias a los depósitos y los créditos.

3 motores de la economía


1.- Electricidad
Registró el crecimiento más importante, en 14.4 %, por una mayor generación hidroeléctrica y la entrada de operaciones de nuevas plantas. Es un 3.1 % del PIB.

2.- Servicios profesionales
Creció un 9.4 % gracias a la mayor demanda publicitaria y el auge de proyecto de construcción, que, según el BCR, requirió de más asesorías. 2.3 % del PIB.

3.- Construcción
Cerró con un crecimiento de 8.3 %, anclado a la ejecución de proyectos de infraestructura. Tiene un 5.6 % de particiapción del PIB.