El sector industrial se prepara para dejar atrás el trago amargo de una contracción en la actividad productiva en los últimos seis trimestres y espera que 2024 traiga un alivio a sus cuentas con la esperanza de un repunte en la demanda de bienes desde Estados Unidos.

“Hemos tenido que afrontar problemas delicados en los mercados internacionales”, aseguró Jorge Arriaza, director ejecutivo de la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI), al tiempo que desgranó el rosario de problemas a los que se enfrentaron en los últimos dos años, principalmente por una baja demanda desde Estados Unidos que “afectó tremendamente” la dinámica del sector textil y confección.

Además, la industria tuvo que lidiar con un incremento en el costo de las materias primas y las perturbaciones en las cadenas logísticas.

“La capacidad instalada está, las perspectivas de crecimiento están y, al final, nosotros esperamos que se revierta la tasa negativa a una tasa de crecimiento del sector industrial. Este primer trimestre, ya las expectativas son mejores, en Estados Unidos se incrementó la demanda y ha bajado la inflación, y eso precisamente ayuda a que las empresas puedan exportar normalmente”, señaló Arriaza.

Motor económico.

Las industrias manufactureras son consideradas el motor de la economía, con una participación de un 95.6 % de las exportaciones y un 21.4 % del empleo formal. Su contracción, a partir del segundo trimestre de 2022, no lastró la actividad económica gracias al repunte del sector de la construcción y el turismo.

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El valor económico de las exportaciones, en tanto, acumularon una caída de $588.2 millones (8.9 %) entre enero y noviembre de 2023. El Banco Central de Reserva (BCR) registra que solo los envíos de maquila se contrajeron un 20.7 %.

Arriaza detalló que el sector de alimentos, textil y farmacéutico son los tres músculos más fuertes de la industria que sostendrán su crecimiento en 2024. “Estamos muy optimistas, y los empresarios así lo están, de que vamos tener un año positivo para la industria”, añadió el ejecutivo.

La crisis en Panamá deja su huella.

El gerente de la ASI confirmó que la crisis en el Canal de Panamá ha pasado factura a los sectores de plástico, empaques, farmacéuticos y metalmecánica, cuyas materias primas son importadas a través de la vía interoceánica.

El Canal de Panamá se enfrenta desde 2023 a una severa sequía que ha reducido los niveles de agua en el cruce, que obligó al administrador a racionar el tránsito diario de 38 a 24 buques. Como consecuencia, un navío puede pasar hasta 10 días esperando su turno o buscar vías alternas en otros puertos, aumentando el costo del flete marítimo.

Arriaza aseguró que hubo demoras y encarecimiento de las entregas de las materias primas. “Son problemas serios para el sector industrial, pero esperamos que se puedan superar con la experiencia que tuvimos el año pasado”, indicó.

La Autoridad del Canal de Panamá (ACP) advirtió esta semana que la crisis hídrica continuará en 2024 mientras el fenómeno climático de El Niño mantenga su incidencia en la región centroamericana y dejará una pérdida de hasta $700 millones en peaje.