Menos de 24 horas duró el impago selectivo en el que fue puesto El Salvador por parte de la agencia S&P Global Ratings, que ayer mejoró su calificación y perspectiva de riesgo soberano.

La noche del martes, la agencia declaró a El Salvador en impago selectivo porque consideró que el cambio en las condiciones de la deuda de pensiones constituye un incumplimiento, pero advirtió que cambiaría su nota este 10 de mayo.

Primero bajó la calificación de ‘CCC+’ a ‘SD’, y luego la volvió a fijar en ‘CCC+’. El cambio más significativo es su perspectiva, que pasó de negativa a positiva. La misma operación hizo la semana pasada Fitch Ratings, aplicó una degradación y después la subió a ‘CCC+’.

Este cruce en las calificadoras se debe a que las agencias consideran que el canje de la deuda de pensiones que concretó el Gobierno el 28 de abril pasado se da en condiciones adversas, pero, al mismo tiempo, reconocen que esto le dará un alivio fiscal y mejora así su posición fiscal.

¿Sin riesgos a caer en impago de nuevo?

En su análisis, S&P catalogó al canje en los títulos de pensiones como “un problema” y “no una oportunidad” debido a las “pronunciadas vulnerabilidades” macroeconómicas y las limitadas alternativas de financiamiento del Gobierno.

Una calificación en el grupo de la ‘C’ significa que el emisor se encuentra vulnerable a un incumplimiento, pero S&P Global Ratings dijo ayer que no prevé un impago en los próximos 12 meses.

La perspectiva estable refleja “nuestra visión de riesgos equilibrados” entre las limitadas alternativas de financiamiento y la disminución de las necesidades por “resultados fiscales mejores a los esperados”.

Influye también el reciente intercambio de la deuda de pensiones y las dos compras de bonos del último año, señaló en su reporte.

En una reacción del presidente de la República, Nayib Bukele, a un informe del banco estadounidense J.P. Morgan, el mandatario se comprometió el martes que “pronto” los bonos salvadoreños tendrán grado de inversión, una categoría que El Salvador perdió en la década de 2010.

Posición fiscal.

S&P explicó que la calificación también “refleja que el país depende de condiciones comerciales, financieras y económicas favorables para cumplir con sus compromisos financieros, los cuales parecen ser insostenibles en el largo plazo”.

En cambio, Fitch argumentó que su mejora en la calificación se debió a la “finalización exitosa” del intercambio y pago de los bonos de enero de 2023, una polémica emisión de deuda que tuvo al país en las cuerdas flojas por la incertidumbre de que el Gobierno no pudiera cumplir con la obligación.

Sin embargo, S&P Global Ratings advirtió de que podría bajar su calificación en los próximos seis a 18 meses si percibe un debilitamiento de la capacidad del Gobierno para ajustar el déficit fiscal y reducir el peso de la deuda.

La administración tributaria logró reducir el déficit fiscal de un 10 % del Producto Interno Bruto (PIB) en 2020 a un 2.6 % en 2022. Además, ha limpiado parte de la tarjeta de bonos con la recompra de los títulos de 2025, de los cuales solo debe $348 millones.

Aún con la mejora, S&P señaló que la calificación es una muestra de las debilidades institucionales por las dificultades de “larga data” para predecir las políticas del Gobierno en medio de “equilibrios deficientes”.

El dato

El Salvador tuvo la categoría de “B” -entre Baa3, Ba1, Ba3- de 1997 a 2016. A partir de 2017, comenzó un descenso y se estancó en el grupo de la “C”, un grado especulativo.