Las ideas políticas liberales o republicanas dieron origen a la democracia, los derechos humanos y la independencia de las colonias. En el siglo XVIII, el liberalismo se expresa en la teoría económica clásica, se fortalece la idea de que los mercados debe sustituir al Estado en la asignación de los recursos económicos siguiendo los intereses de los empresarios, de los consumidores y de los trabajadores, que en situaciones de escasez de un bien o servicio los precios aumentan lo que hace que los empresarios se sientan motivados a producir esos bienes o servicios, eliminando dicha escasez de acuerdo a la velocidad en que se puede activar la producción.

El proceso de acumulación del capital hizo que algunos empresarios trataran de impedir la competencia de otros capitalistas y surgieron los monopolios, así como los acuerdos entre grandes empresas para aprovecharse de los mercados, pero también ese proceso creó las condiciones para que los mercados se saturaran de mercaderías y servicios, apareciendo las crisis de sobreproducción. En el marco de la crisis económica mundial que se inició en 1929, la sociedad civil hace que el Estado asuma la función de asegurar la satisfacción de las necesidades básicas de la población y se transforme en un Estado de Bienestar.

En las pandemias que ocurrieron en el mundo antes de la crisis económica de 1929, el Estado Liberal realizó su función de proporcionar servicios de salud y de policía, proporcionando la asistencia médica y las medicinas, orientando a la población para que se protegiera del contagio, así como evitando que se produjeran concentraciones de personas que pudieran aumentar el contagio de la enfermedad, pero dejaba que los mercados resolvieran los problemas económicos generados por las pandemias. Esto es lo que ocurrió con la epidemia de gripe que afectó a los países europeos y americanos en los años 1918 y 1919, que causó millones de muertes a nivel mundial y generó un impacto muy fuerte en las condiciones económicas de los países afectados.

En EEUU gobernaba Woodrow Wilson, doctorado en Ciencias Políticas, nominado por el Partido Demócrata. Una tercera parte de la población fue infestada por la gripe, murieron entre 500.000 y 675.000 personas; los indicadores económicos muestran que la producción industrial y la actividad comercial disminuyó sensiblemente en el momento más agudo de la epidemia. El gobierno dejó que estos problemas económicos fueran resueltos por la empresa privada, lo cual se logró a los pocos meses debido que EEUU era el principal proveedor de armas, medicamentos y alimentos a sus aliados que habían participado en la Primera Guerra Mundial.

En España, la monarquía dejo en libertad a los partidos liberales para que enfrentaran la epidemia de la gripe y disminuyeran su incidencia en la vida de la población y la situación económica y social del país; el gobierno respondió proporcionando los servicios de salud (aunque hubo actuaciones erráticas que generaron un cierto descrédito).

Se adoptaron medidas preventivas como el cierre de escuelas, teatros e iglesias; se suprimieron las reuniones públicas y los funerales; se limitó el transporte ferroviario y se fumigaron los trenes; se restringieron los horarios de apertura de los negocios; se pusieron en cuarentena los casos sospechosos; se orientó a la población para que no saliera de sus casas y que cuando tuviera que salir utilizara un tapaboca o mascarilla; se realizó la desinfección de los individuos, las calles y los locales. No obstante los hospitales colapsaron ante la llegada de gran cantidad de pacientes y la falta de personal porque habían contraído la enfermedad.

La mortalidad creció progresivamente hasta llegar a unas 83 mil defunciones. Desde el punto económico aumentaron los precios de los alimentos básicos, disminuyó la producción en todos los rubros por la falta de trabajadores, las ciudades más afectadas permanecieron deprimidas hasta el año 1923. El Estado dejó que los mercados resolvieran esos problemas económicos.

En El Salvador la gripe de 1918 fue enfrentada por un Estado que estaba en manos de grandes productores y exportadores de café, quienes dirigían el partido político liberal. La epidemia duró casi tres meses. El servicio de los hospitales fue insuficiente, se reportaron múltiples defunciones sin asistencia médica. Posiblemente se contagiaron unas ocho mil personas, se desconoce el número de muertos. La epidemia hizo que varios talleres y comercios cerraran temporalmente. El Estado dejó que la empresa privada resolviera el problema de reanudar la producción y el comercio.