Blanca tiene 60 años. Vive en el área rural de El Salvador. Nunca tuvo acceso a la educación, porque la escuela estaba muy lejos de donde vivía; dada la situación de pobreza que padecía su familia, decidieron que para que su hermano estudiara, ella debía quedarse en casa. Desde entonces su jornada empieza a las cuatro de la mañana para hacer los quehaceres en su hogar, para cuidar a su madre enferma, para criar a sus nietos y nietas. Camina miles de pasos para ir a la Unidad de Salud. Camina otros miles para buscar leña. El camino es un lugar intransitable por sus condiciones. Sus jornadas suelen terminar a las 11 de la noche. Lo hace de lunes a domingo. De acuerdo a las estadísticas oficiales Blanca no trabaja.

Hace unos días Blanca fue a una reunión en la escuela donde estudia su nieta el noveno grado. Será el último año que estudie. El bachillerato queda muy lejos y el dinero no alcanza. Blanca se rehúsa a pensar que estudiar noveno grado sea suficiente, pero poco puede hacer. El 3 de febrero no fue a votar. Se hartó de la clase política y de sus promesas.

Todos los días enciende la radio a la misma hora: la de las noticias. Esta vez escucha que incrementaron el Fodes y que los alcaldes aplauden. También escucha que el presidente electo se queja por las implicaciones financieras que eso traerá. Entrevistan a un analista y dice que esa medida contraviene la Ley de Responsabilidad Fiscal. Blanca ve a su nieta y se pregunta si esto podrá cambiar su realidad.

Se le viene a la cabeza que la mayor obra que hace la alcaldía es la quema de pólvora para las fiestas. Hace varios años dejó de votar también para las elecciones municipales. Siempre en campaña ofrecen construir el Bachillerato donde vive. Luego en el poder, dicen que la deuda de la alcaldía es muy alta y los recursos no alcanzan. Alguien de la comunidad le explicó un día, que en realidad la Alcaldía no tiene ni siquiera un Plan de Desarrollo Municipal y no cuenta con las capacidades administrativas para potenciar el desarrollo de su comunidad. Cada vez que ella escucha desarrollo, siempre lo asocia con la posibilidad de que sus nietos y nietas tengan una vida mejor, pero eso nunca pasa.

También recuerda cuando tuvo la oportunidad de increpar al representante del Ministerio de Educación por la falta de bachillerato en la comunidad y le dijo que en realidad cada año el Ministerio ha venido contando con menos recursos. Le dijo, además, que es algo que le ha sucedido al Ministerio de Salud. Dicen que es para reducir el déficit fiscal, sentenció. Algo que ella había percibido las últimas veces que fue a la Unidad de Salud y no había medicinas.

Luego hablan en la radio de que la nueva Corte Suprema de Justicia se ha convertido en el paladín de los corruptos. Ella está curtida de tanta impunidad. Estaba a punto de apagar la radio, cuando escuchó que el Fondo Monetario Internacional había vuelto a recomendar que se subiera el IVA, para asegurar que las finanzas públicas sean sostenibles. Ella no estudió economía, pero sabe que eso hará que su familia sea cada vez más pobre; porque aunque no aparezca en las estadísticas como parte de la base tributaria del país, ella sabe que paga impuestos. Quizá no sepa que incluso paga más proporcionalmente hablando que las personas más ricas del país o de las empresas que so pretexto de atraer inversiones en el país se les privilegia con que no paguen impuestos.

Apaga la radio. Le pide a su nieta que le haga un cartel que recuerde que ella paga impuestos y que su voz también debe de contar con cualquier decisión que se vaya a tomar. Le pide que sea con el mismo estilo con el que le hizo el que decía que el agua es un derecho y no puede estar en manos privadas. Blanca lo sabe, el mayor problema de las finanzas públicas es que personas como ella no pueden participar en la toma de decisiones, por lo que la política fiscal no responde a sus problemas; sabe que los cambios que se hacen son para mantener los privilegios de un pequeño grupo a costa incluso de la educación de su nieta. Ella sabe que eso debe cambiar.