Por la pandemia, miles se quedaron sin empleo y se redujeron los ingresos, mientras se elevó el costo de la vida.


El Salvador muestra el mayor deterioro en el progreso social de Centroamérica este 2021 por desmejoras en aspectos como acceso a la justicia, censura a los medios de comunicación, igualdad de poder político o libertad de expresión.

Esto concluye el último Índice de Progreso Social (IPS) de 2021, publicado esta semana por el Social Progress Imperative de Estados Unidos que evalúa a 168 países. Dicho informe se elabora desde 2013 y en El Salvador se comenzó a levantar en 2014 a través de una alianza con la Fundación Poma.

El IPS mide la capacidad de una sociedad para satisfacer sus necesidades básicas y si tiene los componentes para que los ciudadanos mejoren o mantengan su calidad de vida hasta alcanzar su pleno desarrollo. El Social Progress Imperative utiliza una metodología para todos los países evaluados que incluye una serie de indicadores desde desnutrición, seguridad, hasta acceso a conocimientos, libertad de expresión y derechos personales.

Desde el inicio de la pandemia del covid-19, se advirtió que los países retrocederían en el progreso social, pues la emergencia sanitaria obligó a aplicar esquemas de confinamiento que dejaron a las economías en su peor crisis económica de la historia reciente con aumento de pobreza, desempleo y altos precios de alimentos.

De esa manera, el IPS para 2021 coloca a El Salvador en la posición 103 con una calificación de 64.25 puntos. Si se compara con los resultados de 2020, el país sufrió un deterioro de nueve posiciones desde el peldaño 94 que tenía el año pasado con un puntaje de 67.25.

Esto es además el peor desempeño mostrado desde que se mide el progreso social en 2014, cuando El Salvador ostentaba la posición 63. Esto equivale a un retroceso de 40 puntos en siete años.

Durante el confinamiento en 2020, varios salvadoreños salieron con banderas blancas a pedir alimentos. Además, aumentaron las personas que solicitaban ayuda económica en las calles de San Salvador. /DEM


 

Resultados regionales.


Este índice coloca a los países en un ranking, en el cual entre más bajo esté significa que tiene un mayor avance de progreso social. En el caso de Centroamérica, la región es liderada por Costa Rica que se colocó en el peldaño 38, aunque sufrió un deterioro de apenas una posición contra el 37 que tuvo en 2020.

Panamá tiene el segundo mejor desempeño en la posición 52, una desmejora de tres posiciones desde el 49 agenciado en 2020; Honduras se colocó en el peldaño 110, dos arriba del 108 del año pasado; y Nicaragua retrocedió tres peldaños al pasar de 105 a 108.

Contrario a esto, Guatemala fue el único de la región que mostró una mejora al pasar del peldaño 109 en 2020 a quedar en 102 este 2021.

De esa manera, el deterioro mostrado en progreso social de El Salvador -de nueve puntos- es el mayor observado en toda la región centroamericana.

A nivel mundial, Noruega se mantiene como el país con mejor bienestar para su población, seguido de Finlandia. Mientras que, Sudán del Sur es el peor evaluado junto a la República Centroafricana.


¿En qué hay deterioro en el país?


Los indicadores evaluados por el IPS se dividen en tres grandes dimensiones: necesidades básicas, fundamentos del bienestar y oportunidades, cada una estructurada en cuatro componentes.

En necesidades básicas, El Salvador muestra retroceso en acceso a saneamiento básico, así como seguridad en cuanto la criminalidad percibida, homicidios y muertes por accidentes.

En la dimensión de fundamentos del bienestar, el informe alerta sobre el acceso equitativo en educación y la matrícula en escuelas primarias. En este segmento también se incluye un retroceso en la censura a los medios de comunicación.







Por otro lado, El Salvador mejoró en el indicador de expectativa de vida a los 60 años, así como en muertes prematuras por en enfermedades no transmisibles.

Además, el informe pone en rojo a El Salvador en aspectos como la libertad de expresión, acceso a la justicia, matrimonio adolescente, jóvenes sin estudiar, así como igualdad de poder político por estrato socioeconómico y género.