La delicada situación fiscal presionará al Gobierno salvadoreño a implementar un ajuste fiscal para reducir el peso de la deuda y contener el gasto. Sin embargo, el Ejecutivo aún no anuncia un ajuste fiscal. / DEM


El Salvador se perfila como el país de Centroamérica que mostrará el deterioro más profundo en sus indicadores fiscales este 2020, con un acelerado incremento en la deuda y pérdida en su capacidad para la administración tributaria, destaca el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi).

El tanque de pensamiento, con sede en Guatemala, presentó la semana pasada sus estimaciones de la situación fiscal de Centroamérica para el cierre de 2020, en las que destaca que los gobiernos de la región se enfrentan a una profunda contracción económica por la paralización de la actividad productiva, la caída de los ingresos tributarios y el incremento de los gastos.

Como consecuencia, el bloque centroamericano sufrirá un caída promedio de 6.9 % del Producto Interno Bruto (PIB), los gatos totales de los Estados aumentarán 3.3 % –unos $9,000 millones– y llegarán al 21.7 % del producto bruto, mientras que los ingresos tributarios caerán $1,850 millones.

“Esta situación obliga a los Estados de Centroamérica a avanzar hacia acuerdos fiscales integrales que transformen estructuralmente esta política y la doten tanto de sostenibilidad como de suficiencia, progresividad y legitimidad”, destaca el informe del Icefi.

 

¿Qué se espera?

El Icefi destaca que El Salvador será “el país de la región que observará un impacto más significativo” en la reducción de su PIB –el indicador que mide la producción de bienes y servicios de un país– con una pérdida de 10 % en la producción real. Se estima que la actividad económica disminuya –7.5 % debido a la pandemia frente al 2.5 % que se esperaba a inicios del año que avanzara.

Después de El Salvador está Panamá, economía que registraría una pérdida del 7.2 % del PIB. Honduras sufriría una disminución del 6.9 %, Guatemala del 6.1 % y Nicaragua del 5 %, aunque el Icefi destaca que las autoridades nicaragüenses han sido “muy conservadoras e incluso opacas” en el suministro de información sobre el impacto de la pandemia.

La caída de los ingresos tributarios en Centroamérica se debe a la disminución de los precios internos de los combustibles por el desplome del petróleo a nivel internacional, más la contracción del consumo por la reducción en las remesas.

También influye, en el caso de Guatemala y Panamá, su debilidad de la administración tributaria, y las medidas de alivio implementadas por los Estados como moratorias de pago de impuestos y amnistías fiscales.

En este sentido, la recaudación tributaria esperada para El Salvador reportará una mayor caída de alrededor del 1.1 % del PIB. Se previó a inicios de 2020 que los ingresos por impuestos y contribuciones representaran 18.2 %, pero ahora se estima en 17.1 %.

Para Honduras se espera una caída del 1 % en la recaudación, seguido de un 0.7 % tanto para Costa Rica como para Panamá, y un 0.5 % para Guatemala.

 

Repunte de déficit y deuda

El déficit fiscal para la economía salvadoreña, la brecha entre los ingresos y gastos, aumentará 10 % frente a la proyección inicial de 1.9 % en el presupuesto general de la nación y se espera que llegue al 11.7 % al cierre de 2020.

Si se compara con el crecimiento para el resto de la región, El Salvador de nuevo sería el más afectado. Honduras tendría un aumento porcentual de su déficit fiscal de 4.4 %, Guatemala un 3.3 %, en Panamá sería de 3.1 %, mientras que Costa Rica aumentaría 0.4 % y en Nicaragua 0.9 %.

El Icefi prevé que la deuda pública de El Salvador se dispare 21 % y pase del 71.1 % estimado inialmente a un 91.2 % para finales de 2020. Para Panamá, se espera que aumente 9.3 %, un 5.6 % para Honduras, 4.5 % en Costa Rica, 4.4 % en Guatemala y 2 % en Nicaragua.