Sidney Blanco y Álvaro Campos, exfiscales y acusadores particulares del proceso penal que se siguió en El salvador por el asesinato de los jesuitas, dijeron ayer que fueron presionados y amenazados para no investigar a los militares que participaron en la masacre.
En su testimonio rendido de forma virtual en el juicio que sigue la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional de España, al excoronel Inocente Orlando Montano, ambos coincidieron que hubo una confabulación estatal para llegar a la verdad donde se mezclaron las amenazas y una mentira sistemática.
El ahora juez de Instrucción, Edward Sidney Blanco, sostuvo que el entonces fiscal general de la República de El Salvador, Mauricio Eduardo Colorado, les dijo que se abstuvieran de participar activamente en la investigación y que ese trabajo se lo dejaran al juez Ricardo Zamora “que no son pollos los que estaban investigando, sino que a coroneles”.
El exfiscal y abogado Álvaro Campos manifestó que en la Fiscalía no tenían el apoyo suficiente y lejos de eso, el titular de la institución los presionó para no investigar el caso.
Se les pidió no asistir a declaración de algunos testigos, y que no los interrogaran, que no solicitaran diligencias y evitaran declarar públicamente.
Que cuando llegaban a la Fiscalía les prohibían la salida de las instalaciones y asignaban personal de seguridad para que lo garantizaran, los días que había diligencias del caso de los jesuitas los mandaban a asignaciones fuera de San Salvador.
Tampoco les pasaban notificaciones, producto de eso cuando el entonces presidente de la República, Alfredo Cristiani, declaró en la sede la Corte Suprema de Justicia, ellos no asistieron pese a ser los fiscales, ya que no se dieron cuenta.
Ese caso penal terminó condenando a dos militares que fueron amnistíados en 1993.