Miembros de la familia Realegeño, ayer, en Medicina Legal. / Diego García


La familia Realegeño Bonilla recibió ayer seis osamentas de sus padres, hermanos y cuñada, quienes fueron asesinados en El Calabozo, al lado del río Amatitán, departamento de San Vicente, el 22 de agosto de 1982.

A las 8:30 de la mañana de ayer, María Berta, Juana de Jesús y Fernando Realegeño Bonilla, sobrevivientes a la masacre El Calabozo, llegaron al Instituto de Medicina Legal (IML) de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) para reclamar los restos de sus familiares.

“Hoy recibiré a mi padre, mi mamá, dos hermanas y un hermanito y mi cuñada. Para mí, es duro recibir los restos pero soy fuerte y resistente, me entra un sentimiento y solo pido haya justicia. Las pobres gentes fueron masacradas, todo era mortandad de gente inocente”, aseveró Juana de Jesús, de 66 años. Fueron asesinados por los batallones Atlacatl y Belloso, según Juana de Jesús, en el operativo “Mario Azenón Palma”, del 17 al 25 de agosto de 1982 en Santa Catarina, San Lorenzo, Santa Clara, que terminó con la vida de 200 personas.

La exhumación de los hermanos Realegeño Bonilla inició el 28 de octubre y finalizó el 1 de noviembre de 2018 junto al Centro para la Promoción de los Derechos Humanos “Madeleine Lagadec” y Cristosal, apoderados de las víctimas en el proceso contra los generales José Guillermo García, exministro de la Defensa y Seguridad Pública de la época; Rafael Flores Lima, quien era jefe del Estado Mayor Conjunto; coronel Sigifredo Ochoa Pérez, comandante del Destacamento Militar número dos en 1982; teniente coronel Miguel Antonio Méndez, comandante del batallón Belloso y el general Juan Rafael Bustillo, comandante de la Fuerza Aérea de El Salvador.