Hoy tendrá lugar la elección presidencial en los Estados Unidos y más de 85 millones de personas ya emitieron su voto de manera anticipada. Se espera que la mayoría de los estadounidenses voten antes del martes 3 de noviembre para evitar largas filas y reducir la posibilidad de contagio por la pandemia.

Esta elección no solo definirá al próximo Presidente de los Estados Unidos, sino también pondrá a prueba la integridad del sistema electoral y la fortaleza de una de las democracias más sólidas del mundo.

Las recientes encuestas revelan que el candidato demócrata supera a su contrincante republicano a nivel nacional por más de 10 puntos porcentuales, y lleva una ventaja en casi todos los estados denominados bisagra o pendulares. Varias encuestas señalan que Biden tiene asegurados 226 votos en el Colegio Electoral, mientras que Trump cuenta con 125.

Esta contienda electoral ha sido una de las más polarizadas en la historia reciente de los Estados Unidos. Tan es así, que hasta el método de votación ha generado una división partidista según las preferencias de votación de cada candidato. Los demócratas han demostrado una tendencia de enviar sus votos por correo, mientras que los republicanos han emitido su voto anticipado en persona. Incluso, los demócratas superan la cantidad de votos anticipados en muchos estados, lo cual revela que la mayoría de los republicanos saldrán a votar en persona el día de la elección.

Esta preferencia le puede beneficiar a Donald Trump. Es muy probable que el mandatario estadounidense pierda el voto popular, y por eso le apuesta a que los resultados en los estados bisagra sean lo suficientemente reñidos para iniciar una batalla legal que pueda llegar hasta la Corte Suprema.

Debido a que cada estado tiene sus reglas distintas de contar y procesar las boletas, es muy posible que no se anuncie un ganador la noche del 3 de noviembre. Casi la mitad de todos los estados aceptarán boletas que lleguen por correo durante un período determinado después del día de las elecciones. Es decir, es previsible haya retrasos en el conteo de los votos por correo, alargando el tiempo para anunciar los resultados finales.

En este lapso, es donde surgen varias hipótesis. Trump puede aprovechar cantar victoria en estados donde los votos en persona se registran primero, y eso le de una ventaja inicial sobre Biden. En días siguientes, cuando los votos por correo se contabilicen y puedan cambiar los resultados a favor de Biden, será el momento en que Trump podría argumentar un fraude. Los demócratas saben que el voto anticipado les favorece, pero Trump puede utilizarlo para aplacar a su contrincante.

Aún cuando todo parece que Biden tiene asegurado el triunfo, ya que sólo le faltan 44 votos para llegar a los 270 y a Trump 145, todavía existen 187 electores indefinidos en el Colegio Electoral. Sin duda el camino será más difícil para el republicano, pero perdida no la tiene. El problema actual con el sistema electoral estadounidense es que la creciente polarización y división ideológica ha causado que el voto popular no empate con el resultado en el Colegio Electoral.

Es por ello, que Biden tiene que ganar el voto popular en estados pendulares claves como Wisconsin, Michigan y Pensilvania con un margen lo suficientemente amplio para alcanzar o superar la marca de 270 en el Colegio Electoral y evitar que se utilice el sofisma del fraude para impugnar la elección en esos estados. De no ser así, la tragedia griega que desató Zeus en castigo a Prometeo se repetirá en estas elecciones.