Thomas Dye recuerda que la política pública es lo que los Gobiernos escogen hacer o no hacer. La inacción frente a un problema también puede convertirse en política pública. Las políticas públicas surgen para resolver fenómenos que la sociedad considera como problemas y son un conjunto de respuestas sucesivas, que solo son válidas si cuentan con una planificación previa, presupuesto y voluntad política para ejecutarse. El diseño, gestión y evaluación de las políticas públicas son una parte fundamental del quehacer del gobierno.

Las expectativas que tiene la población sobre los resultados de la actual administración gubernamental son altas; por supuesto alimentadas por una maquinaria comunicacional bien aceitada. Lastimosamente, los problemas que atraviesa el país no se resuelven de la noche a la mañana. No se resuelven en 100 días y quizá tampoco en cinco años. Exigir u ofrecer resultados en tan corto tiempo puede provocar caídas por correr antes de gatear. Y el primer interesado en que la sociedad tenga los pies sobre la tierra debería ser el propio Gobierno. Dosificar sus expectativas también es un desafío que debe considerar. Esto no quiere decir que las acciones que hagan día a día no son importantes, de hecho, esa sucesión de acciones es la que define los resultados futuros. Ahora bien, los funcionarios no son superhéroes, son personas que, así como aciertan, también cometen errores y no pasa nada en reconocerlos para no repetirlos.

Por ejemplo, con la Cicies, el Ejecutivo se puso la meta de que estuviera funcionado antes de los primeros 100 días, incluso sin que la ciudadanía la exigiera en tan corto tiempo. El viernes anunciaron su lanzamiento, pero el documento firmado con la OEA evidencia que realmente lo que se firmó es una carta de intenciones para establecer una Cicies más adelante. ¿No era mejor haber esperado un tiempo prudencial para lanzar una Cicies bien diseñada y con el seguro apoyo de Naciones Unidas? ¿No era mejor haberle dicho a la ciudadanía exactamente lo que se estaba firmando y explicarle cuanto tiempo se necesita para que una entidad como ésta empiece a dar resultados? ¿Qué sucederá cuando pase el tiempo y la ciudadanía perciba que la Cicies no está funcionado? ¿No era mejor aplazar los aplausos de ahora por resultados más adelante?

Hasta ahora, la clase política no ha estado a la altura de lo que la sociedad espera. Enmarcados en el cortoplacismo de mantenerse en el poder a toda costa han obviado cual es el sentido de administrar el Estado: darles respuesta a los principales problemas de las personas, para que tengan mejores condiciones de vida y eso puede implicar que se requiere varias administraciones para lograrlo.

Esta administración puede ser recordada como una de las mejores en los libros de historia. El apoyo ciudadano con el que cuentan puede ser el catalizador para romper con la inercia de un Estado inefectivo, opaco y violador de derechos humanos. Un capital político que debe ser muy bien invertido. Para ello, es importante que realicen sus acciones bajo la óptica de la política pública y no desde el marketing político.

Si este Gobierno realmente quiere pasar a la historia por hacer las cosas bien, debe alejarse del cortoplacismo y liderar un diálogo político de gran envergadura entre las diversas expresiones de la sociedad salvadoreña. Mostrar que a partir de las diferencias se puede construir una visión de país. Que a nuestra incipiente democracia le cae muy bien la crítica, la participación y la auditoría. Que en este país no sobra nadie. Que al periodismo no se le censura. Y que tener opiniones diferentes no nos hace enemigos, de hecho, nos fortalece como sociedad.

Por lo que debería liderar la construcción de un plan de desarrollo, que vaya más allá de su gestión; es decir un plan con visión de largo plazo. Esta planificación para el desarrollo debe estar vinculada a la presupuestación para que la ciudadanía conozca los recursos necesarios para superar las brechas de acceso a los bienes y servicios públicos y también tenga noción de los recursos que se requerirán para cumplir con los planes y en cuanto tiempo se alcanzarán los resultados. A esta gestión le quedan más de 1,700 días. Aprovéchenlos.