Las débiles finanzas públicas, el limitado acceso al financiamiento externo y la poca representación en la Asamblea Legislativa son las restricciones que enfrentará la administración de Nayib Bukele, advirtió en un informe la calificadora de riesgos Moody’s Investors Service.

La agencia publicó este 31 de mayo un informe sobre el perfil crediticio de El Salvador. Desde el 23 de febrero del año pasado, Moody’s ha mantenido una calificación de “B3” con perspectiva estable para la deuda salvadoreña.

Según la metodología de la agencia, las calificaciones en el grupo de las “B” se otorgan a la deuda que se considera especulativa y con un alto riesgo de sufrir un impago.

Moody’s señaló en su informe que esta calificación podría bajar si surgen confrontaciones políticas que restrinjan el acceso del Gobierno a crédito de largo plazo, comprometiendo a su vez el refinanciamiento de deudas próximas a vencer.

La calificación también bajaría si hay señales de un deterioro en las tendencias fiscales y si el ratio de la deuda continúa en aumento, indicó la agencia.

Según las previsiones de Moody’s, la deuda pública se mantendrá alta en los próximos años, aunque gozará de una relativa estabilidad gracias a las medidas de consolidación que se han adoptado.

La deuda cayó al 70.3 % del Producto Interno Bruto (PIB) en 2018, frente al 70.7% de 2017, y el déficit fiscal promedió 3.2 % del PIB entre 2014 y 2018, frente al 4.9 % registrado en los cinco años anteriores.

No obstante, el pago de intereses de la deuda se ha elevado y por ello aumentó el déficit en 2018, indicó Moody’s.

 

Tender puentes es la clave

Para Moody’s, el riesgo político del país se mantiene alto debido a su historial reciente de polarización política que comprometió los pagos de la deuda.

Aunque reconoce que estas tensiones se mesuraron con la aprobación de la reforma de pensiones y del presupuesto de 2019, “el riesgo político se mantendrá elevado hasta que se consoliden aún más los acuerdos legislativos, así como el historial de mejores relaciones políticas entre los principales interesados”, señaló Moody’s.

La victoria electoral de Bukele le otorga un fuerte apoyo popular para ejecutar sus promesas de campaña, continuó la calificadora, pero para ello enfrenta tres restricciones.

Por un lado, no tiene suficiente representación en la Asamblea Legislativa. GANA, el partido que le acompañó en la contienda electoral, solo cuenta con el 13 % de los votos en el congreso salvadoreño.

En ese sentido, mantener una buena relación con los partidos políticos será clave en su mandato, indicó Moody’s.

“La capacidad de Bukele de gobernar dependerá de su habilidad para formar lazos con otros partidos y negociar con la oposición, en particular con Arena, quien posee 37 curules en la Asamblea”, añadió la calificadora.

Incluso si el presidente Bukele forma alianzas con otros partidos pequeños, GANA solo tendría hasta 24 votos, frente a los 43 que se requieren para una mayoría simple y los 56 necesarios para la mayoría calificada, esta última necesaria para aprobar deuda pública y reformar la Constitución de la República, por ejemplo, indicó la agencia.