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Cuando la pandemia obligó el cierre de aeropuertos, puertos y fronteras la migración legal sufrió una caída significativa en sus cifras; la migración irregular también, sin embargo esta última podría volver a reactivarse cuando la situación se normalice, considerando que los problemas de pobreza y falta de oportunidades se han agravado en Centroamérica y México debido al covid-19.

Esa es la perspectiva que recoge el sondeo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), “Efectos de la covid-19 en la población migrante de América Central y México”, en el que se refleja la opinión de migrantes Centroamérica y Cuba, quienes aseguran que volverán a retomar sus objetivos de llegar a EE.UU.

En los resultados del sondeo el 84% considera retomar el viaje cuando se hayan normalizado las restricciones de movilidad, “lo cual parece indicar que la pandemia solo ha postergado el proyecto migratorio”, describe la OIM en su reporte, en el que también se destaca que solo el 10% de los migrantes ha considerado cancelar su viaje.

En el mismo informe se identificó que “1 de cada 5 personas migrantes está contemplando regresar a su país de origen”, respecto a los grupos migratorios que se quedaron estacionados en sus rutas debido a la pandemia del nuevo coronavirus, lo que alerta que la mayoría proseguirá su objetivo de llegar a EE.UU.

La OIM indica que “es posible que un efecto de la reapertura de fronteras, sin que se dé una mejora económica en los países de destino, derive en un incremento de retorno a los países de origen, lo cual implicará retos para su reintegración socioeconómica”, en la región.

Pero la pandemia no solo ha golpeado a la comunidad migrante en cuanto a su movilidad, también en “los cambios en el proyecto migratorio, la salud física y mental, las condiciones socioeconómicas y los factores de riesgo”, señala el organismo.

“Los hallazgos muestran efectos importantes, entre ellos que el 51% de las personas participantes perdieron su empleo por la pandemia y un 59% ha visto afectada su salud mental por episodios de ansiedad, estrés u otras condiciones”, señalan los participantes.

Migrantes emprendedores

Las dificultades económicos y la vulnerabilidad que un día los empujaron a iniciar su viaje a “un sueño americano”, sigue siendo una peligrosa y desalentadora sombra sobre las comunidades de migrantes.

“4 de cada 10 personas migrantes asalariadas vieron su salario o su jornada reducidas debido a la pandemia”, detalla la OIM al tiempo que destaca que 4 de cada 10 personas migrantes se vio obligado a dejar de enviar remesas; considerando que eso tendrá un impacto económico grave al conocerse que 2 de cada 3 personas migrantes consultadas tienen dependientes económicos en el país que dejaron o en el que se encuentran varados.

Ante el golpe económico de la crisis sanitaria el 22% de los migrantes reconocieron que empezaron un emprendimiento, principalmente informal tras perder su empleo, y ahora buscan sus sustento en labores de alimentación y comercio, en el caso de las mujeres y el la situación de los hombres buscan emplearse en labores informales en el comercio, construcción, mecánica, electrónica, sastrería, telecomunicaciones y transporte.

Vulnerabilidad

“Un alto porcentaje de las personas migrantes ha experimentado un incremento en afecciones como estrés, la tristeza y ansiedad. Este hallazgo permite por un lado dar visibilidad a estas afectaciones a la salud mental; y definir algunas estrategias y acciones para brindar herramientas de atención psicosocial a las instituciones que atienden a la población migrante”, recomienda el organismo al observar que 6 de cada 10 personas migrantes reconocen estar afectadas su salud mental debido a la pandemia.

Esta fórmula de desafíos económico y de salud exponen todavía más la vulnerabilidad y desesperación a la que podrían verse obligados los migrantes.

OIM señala que 9 de cada 10 personas migrantes “actualmente sin ingresos económicos temen ser engañadas o explotadas al buscar oportunidades de trabajo”, en los países donde se encuentran; y 8 de cada 10
reconoció en sus países de origen exponerse a “ser contratadas en el exterior sin estar debidamente informadas”, lo que los pondría en riesgo de estafadores y traficantes, sino existe una respuesta de los gobiernos de las regiones en abordar sus dificultades.

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