A lo mejor este año 2023 que está por concluir, no fue uno de los mejores años, para ciertas personas, ya que fueron más los problemas que agobiaron, que los días felices donde hubo plenitud y no es para menos, dado que algunos seres queridos partieron de este mundo, otros sufrieron en su salud, ciertos compatriotas cierran el año sin empleo, ya que fueron despedidos. También hay una buena cantidad de hombres y mujeres que ahora lloran la ausencia de un hijo o hija que han sido detenido injustamente en el contexto del Régimen de Excepción, que sufren en silencio, sin posibilidad de ser escuchados por las autoridades.

Ciertamente, estamos atravesando una crisis de valores en El Salvador, donde la venganza, el odio y el resentimiento son ahora lo normal, mientras que el amor fraternal, la solidaridad frente al más necesitado y la misericordia son virtudes ausentes en las vidas de algunos salvadoreños, cuyo único propósito es el revanchismo y la venganza como medio de satisfacer las desviaciones emocionales en las cuales están inmersos miles de ciudadanos, dicho en otras palabras estamos frente una generación insensible, sin afecto natural, inhumanos, que tienen como eslogan “mientras no me pase a mí, no hay problema”

Escudándose, en términos “el que nada debe nada teme” (respecto a las detenciones injustas), lo triste es cuando estos ciudadanos, les toca vivir en carne propia los atropellos de algunos malos elementos policiales, que quieren encarcelar por todo y por nada a las personas. La semana recién pasada en mi calidad de abogado tuve que defender a un salvadoreño residente en los Estados Unidos, que ha venido al país, para pasar el fin de año junto a su familia. Aconteció que al calor de los tragos tuvo una reyerta con un lugareño, lo que produjo que fuera detenido (mi cliente) y llevado al penalito de La Tiendona.

Y estando detenido, experimentó en carne propia, la ausencia de amor, la frialdad con la que fue tratado y lo inhumano que se ha vuelto el sistema carcelario de El Salvador, donde lo único que impera es el odio por las personas detenidas, sin importar si es culpable o inocente, de tal suerte que los derechos de los detenidos hasta cierto punto se han vuelto irrelevantes. Pero lo crucial de esta historia es que este compatriota siendo residente permanente de Estados Unidos, siempre fue un defensor del Régimen de Excepción, pensando que todos los detenidos tal como lo informan, son pandilleros.

Sin embargo, se dio cuenta en la cárcel, no solo del trato inhumana que reciben los detenidos, sino que hay personas que están ahí porque algún mal intencionado hizo una llamada acusándolo de ser pandillero sin serlo, pero que lamentablemente desde que son detenidos los tratan como si fueran grandes delincuentes sin haber sido oídos y vencidos en juicio con arreglo a las leyes. De tal manera que ha quedado decepcionado del modelo seguridad que tanto defendía. Ahora bien, después de 21 meses de Régimen de Excepción, es importante que las autoridades evalúen todo lo acontecido, desde las 215 personas muertas dentro de las cárceles, los más 7,700 inocentes que han sido liberados.

Así como los que ya tienen orden de libertad desde hace meses atrás, pero que lamentablemente la Dirección General de Centros Penales, los retiene sin justificación legal, incurriendo no solo en una posible desobediencia judicial, sino en el presunto delito de privación de libertad. De tal manera que darle cumplimento al Régimen de Excepción, de ninguna manera, autoriza para violar derechos ni para cometer vejámenes o torturas en las cárceles, lo cual tarde o temprano, todos los involucrados tendrán que responder, ya sea ante los tribunales terrenales o ante Dios, cuya justicia es implacable.

En Hebreos 13:3 dice así: “Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo”. Este principio evoca la misericordia que debemos de tener frente los que sufren, tal vez para algunos ciudadanos los presos ahora no valgan nada, pero el valor de la dignidad humana no viene de un Estado, sino de Dios quien nos creó, por lo tanto no dejemos de interceder por los que ahora están en una cárcel detenidos de forma injusta y clámenos al Señor Jesucristo, para que haga el milagro y abra las puertas de las cárceles.