La revisión de actas electorales ha terminado en Guatemala y qué paso. Pues nada. Se trató de a lo sumo del 0.4 % de errores en las actas producto de la acción humana. Algo que está previsto siempre en este tipo de procesos.

Correspondería ahora al Tribunal Supremo Electoral (TSE) oficializar los resultados y convocar a la segunda vuelta. Pero no, la maniobra dilatoria en curso por parte de los que en este momento controlan significativos trozos del aparato del Estado, ha dado otro paso. Pero esta vez en falso: en solitario la presidenta de la Corte Suprema de Justicia ha dicho que no se oficialicen aún los resultados y le ha pedido al TSE que le envíe las copias de las instrucciones giradas a las juntas electorales.

¿De qué habla esta señora? Si no hay instrucciones a las juntas electorales porque son autónomas. Es decir, quieren parar a como dé lugar la segunda vuelta. Y, al parecer, harán cualquier cosa ilegal y burda. Esto es muy riesgoso para la vida política guatemalteca, y también para la centroamericana. Así como es inadecuado el mal ejemplo del régimen nicaragüense, que desde 2018 impuso la represión como único expediente político y que ahora ha llegado al colmo de lo absurdo al quitar la nacionalidad y los bienes a centenares de nicaragüenses expulsados de su país.

En Guatemala sucedió el hecho inesperado y, quizá de última hora, como son las acciones desesperadas, de una porción del electorado que decidió aupar al Movimiento Semilla, relegado en las encuestas a la octava posición, y lo puso a las puertas de una situación que tiene con los pelos de punta a los poderes fácticos de Guatemala.

Y no es, como de modo superficial se ha dicho, que ahora hay dos opciones socialdemócratas por las que votar. La Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), que postula a la presidencia a Sandra Torres, en realidad no es un agrupamiento socialdemócrata. Quizás años atrás, en sus inicios, se identificó con ese imaginario, pero ahora es solo una maquinaria de cazar votos que aspira a obtener elevadas cuotas de poder político. Nada más. La perspectiva socialdemócrata, tal y como ha sido su tradición en el siglo XX en América Latina, tiene un sesgo progresista y de reforma social que la UNE no posee. Manuel (‘Meme’) Colom Argueta era socialdemócrata (y por eso las fuerzas oscurantistas lo asesinaron el 22 de marzo de 1979). Pero Sandra Torres no es socialdemócrata.

El Movimiento Semilla y Bernardo Arévalo quizá pueda decirse, si de ubicarlos en el espectro ideológico se trata, que tienen algo de la pátina socialdemócrata. Aunque eso no es lo importante en este momento. Lo nodular está en el hecho de que se ha producido un silencioso desplazamiento en la opinión político-electoral de la ciudadanía guatemalteca. Y quizás los más sorprendidos son los integrantes del Movimiento Semilla. Y es que, de pronto, estás agrupación está frente a la inesperada posibilidad de ganar la segunda vuelta electoral.

Es tan poca la distancia que separa a Sandra Torres de Bernardo Arévalo, del Movimiento Semilla, y el ambiente electoral se haya tan crispado que todo indica que habrá más sorpresas. Sobre todo del lado de Arévalo, porque es muy probable que el inmenso hartazgo de la ciudadanía con el sistema político guatemalteco busque una salida en el Movimiento Semilla.

La maniobra dilatoria que se ha querido imponer, por medio de la Corte de Constitucionalidad y de la Corte Suprema de Justicia, además de cerrar el paso al Movimiento Semilla —ahora parte del ‘enemigo’ a derrotar—, también se ha propuesto mandar un mensaje para aterrorizar a la ciudadanía deliberante.
Pero tal y como han venido discurriendo las cosas en Guatemala en los últimos diez años, el hecho electoral se ha convertido en una coyuntura política especial que podría dar cabida a un giro estratégico de gran importancia para Guatemala. Por eso es positivo que las instancias organizativas populares se hayan comenzado a movilizar. La reciente marcha universitaria que se realizó en la zona 1 de la capital guatemalteca, ya sugiere que, frente a la imposición y la manipulación, habrá una respuesta relevante. Y eso también sucedería en otros lugares del territorio de Guatemala.

Ahora las aguas están revueltas y los ‘padrinos del mal’ mueven sus hilos, afilan sus cuchillos y cargan sus armas. Es muy peligroso lo que pueda sobrevenir. Una fiera herida no controla muy bien sus movimientos. Incluso de seguro estas mentes macabras han de tener como una de sus opciones el asesinato de Bernardo Arévalo.
¡Alerta Guatemala!