La relevancia de Guatemala en Centroamérica es indudable. De ahí que evaluar su situación política sea siempre un ejercicio obligado. La información reciente donde se indica que la exfiscal anticorrupción Virginia Laparra fue condenada a 5 años de prisión (conmutables), es una de las señales agoreras de que el discurrir guatemalteco camina en el filo de un precipicio. El ‘pecado’ de Virginia Laparra fue señalar a un juez de credenciales cuestionables. A la hora del juicio, uno de los testigos aceptados fue, qué cosas, el juez señalado...

Si solo de ese caso se tratara, podría pensarse que es un pequeño accidente en un tramo de la aplicación de justicia. Pero no es así: la distorsionada política guatemalteca, el errático funcionamiento estatal, la galopante corrupción y la impresentable impunidad se están adueñando de Guatemala.

En ese contexto, en el mes de julio de 2022, el Fondo de Cultura Económica publicó el libro ‘Más allá de las rejas’, cuyo autor es César Montes, legendario dirigente guerrillero guatemalteco que viene desde los inicios de la década de 1960, cuando se conformaron las Fuerzas Armadas Rebeldes, conocidas como las FAR.

César Montes es el ‘nom de guerre’ de Julio César Macías López. Cuando el 2 de octubre de 1966 murió en un extraño accidente automovilístico el jefe de las FAR, Luis Turcios Lima (un exoficial del ejército guatemalteco), le correspondió a César Montes sustituirlo. Pero ya pronto, en 1967, las FAR se hallaban fraccionadas, sobre todo aquello que se denominaba la ‘guerrilla Edgar Ibarra’, y entonces un contingente de dirigentes salió del país y se asentó en Cuba, para recomponer su perspectiva estratégica (otro sector continuó operando como FAR y en 1971 una nueva escisión en las FAR, en el occidente guatemalteco, fundó la Organización del Pueblo en Armas, que solo hasta 1979 hizo pública su existencia).

Entre los dirigentes que salieron a Cuba se encontraba César Montes, y por eso en 1968 pudo estar en Vietnam cuando fue la renombrada Ofensiva del Têt, que modificó el curso de la guerra contra los norteamericanos.

Ya de regreso, César Montes y un pequeño grupo de 15 combatientes, germen de lo que más adelante se llamaría Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), ingresaron por la zona del Ixcán un 16 de enero de 1972, para iniciar el segundo ciclo de lucha guerrillera. César Montes, desligado ya del EGP y bajo el seudónimo de Pedro Guerra también estuvo presente en la guerra salvadoreña, entre 1981 y 1984, formando parte del mando estratégico conjunto que había en el cerro Guazapa, y él era integrante de una de las organizaciones guerrilleras, la Resistencia Nacional o RN. Después se vinculó, a partir de 1985, en Nicaragua, a las Tropas Especiales que combatían a la Contra nicaragüense, adversa al sandinismo gobernante y apoyada por la administración Reagan.

Al acordarse el fin de la guerra en Guatemala, en 1996, César Montes regresó a su país y se dedicó a dar su aporte a la paz de Guatemala. Y también a intentar ser de nuevo Julio César Macías López.

En al menos la última década se involucró en procesos de rearticulación social-organizativa en las áreas rurales al nororiente de Guatemala donde, como él señala en su libro ‘Más allá de las rejas’, todo comenzó. Esto es, en la sierra de las Minas y su entorno que corresponde a los departamentos de Alta Verapaz, Baja Verapaz e Izabal. Ahora, y desde octubre de 2020, es prisionero político en Guatemala y en abril de 2022 fue condenado a ¡175 años! de prisión. En este momento César Montes tiene 80 años cumplidos. César Montes ha sido acusado de ser el autor intelectual del asesinato de tres soldados integrantes de una patrulla militar que incursionó en la comunidad Semuy 2 (El Estor, Izabal), el 3 de septiembre de 2019.

Las autoridades militares, gubernamentales y judiciales dicen que se trató de una emboscada, pero toda la evidencia que se ha podido conocer sugiere que se trató de un incidente fortuito, es decir, no planificado. Y si Montes además no estaba ‘in situ’, ¿cómo planificó esa supuesta emboscada? Esos son los manejos que se imponen en la desacreditada aplicación de justicia en Guatemala.

Por otro lado, en ninguna parte aparece el informe oficial-militar, de manera detallada, de la misión de esa patrulla (nueve soldados). Solo se dice que iba a verificar (¿con nueve soldados?) lo de una aeronave del narcotráfico que había aterrizado allí (¿o que iba a aterrizar?). Todo es extraño. Todo es opaco. Lo cierto es que César Montes guarda prisión sin haberse seguido el debido proceso (lo secuestraron en México, para comenzar, y de allí lo llevaron a Guatemala).
Y no es el único preso político. Ay, Guatemala.