Unas 438 mil toneladas de desechos sólidos que producimos anualmente en el país no logran ser recolectadas y depositadas en los rellenos sanitarios o sitios de disposición final. Invariablemente esa basura genera contaminación ambiental, desgracias con fatales consecuencias y grave contaminación de la salud de las personas y animales porque su destino final son los cuerpos de agua dulce y el mar.

Según las cifras del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) anualmente el país produce un poco más de 1 millón 333 mil toneladas de desechos sólidos, es decir un promedio de 4 mil 200 toneladas diarias de las cuales, por diferentes factores, 1 mil 200 toneladas no son trasladadas a los rellenos.

El titular del MARN, Fernando López, al dar a conocer las cifras sostiene que son los departamentos de San Salvador y La Libertad los que producen más basura, lo cual es lógico, pues son los departamentos más poblados e industrializados y por ende los mayores generadores de basura.

Antes de llegar a los cuerpos de agua, mucha de esa basura se ha acumulado en las aceras, los tragantes, en las esquinas, en las riberas de las quebradas, ríos, lagos, playas y en cualquier sitio posible. Cuando llueve la basura no deja pasar el agua y los tragantes se tapan produciéndose graves desbordamientos e inundaciones con resultados trágicos. La basura acumulada más la deforestación, las construcciones sin planificación visionarias y la falta de cultura medioambiental son la fórmula perfecta para las tragedias.

Que cerca del 28 por ciento de los desechos que producimos no sea recolectado y tratado debidamente es producto de muchísimos factores. Comenzando desde la irresponsabilidad de las municipalidades que no hacen bien su trabajo y no recogen toda la basura (aunque para ellos cobran una tasa, onerosa en algunos municipios), hasta la falta de cultura de la población que lanza los desechos donde quiera que se le antoje.

En algunos municipios se establecen horarios de recolección de la basura que no son respetados y se pasan días sin que sea recogida, produciéndose fuentes de contagio. No todas las alcaldías son eficientes o cumplen su rol, afectando con ello el medio ambiente, el ornato de las ciudades y a salud de los pobladores. A veces por paros laborales o por cualquier otra justificación, las comunas dejan de recoger los desechos.

Quizá el factor más importante sea el cultural. Los pobladores no tenemos una cultura ambiental, porque no hemos recibido la educación pertinente. Ni en nuestros hogares, ni en nuestro sistema educativo nos formaron para ser responsables con el medio ambiente. Uno viaja a Costa Rica, Puerto Rico, Panamá y otros países del mundo, y se da cuenta como las ciudades, por muy grandes o pequeñas que sean, lucen limpias y con un sistema de recolección de basura municipal que es muy funcional y efectivo. La gente sabe a qué hora y donde llevar la basura porque tiene la certeza que la municipalidad va a cumplir con horarios. La diferencia con esos países que saben tratar la basura es la educación de la ciudadanía y la efectividad de las autoridades locales.

Nosotros en El Salvador tenemos un sistema educativo donde la educación ambiental no es prioritaria. En las escuelas se estudia el medioambiente como una temática de un área y no como un eje transversal de nuestra formación como ciudadanos. No hay una política de reciclaje donde los alumnos sepan diferenciar para separar correctamente los desechos orgánicos e inorgánicos y darles el uso adecuado. Con los desechos orgánicos que producimos y botamos en los rellenos y depósitos finales, bien tratados podemos producir abonos orgánicos que con una formación básica de cultivos nos pueden servir para cultivar nuestros propios huertos caseros.

En los centros escolares no existen recipientes de separación de desechos y si los hay no son utilizados correctamente. En nuestros hogares mucho menos que van a existir recipientes separadores. En algunas instituciones estatales los hay, pero muchas veces al personal eso no le importa y lanzan los desechos como quieren. He visto recipientes que un rótulo bien identificado que dice “solo mascarillas”, pero a abrirlos dentro de ellos se ve desechos alimenticios, latas de bebidas, etc.

Lanzar la basura por doquier es muy común. Uno va tras un autobús o microbús o cualquier vehículo particular en la ciudad o en carreteras del interior y desde adentro los pasajeros van lanzando toda suerte de desechos que probablemente arrastrados por el viento o las lluvias llegan a lugares donde se convierten en “tapones” que en cualquier momento se convierten en peligrosos para la población.

Hay que fomentar el reciclaje y la educación ambiental desde la primara. Hay que endurecer las leyes para sancionar a quienes lanzan desechos en cualquier sitio y contaminan el medio ambiente, hay que exigir a las municipalidades mayor eficiencia en la recolección de basura, hay que realizar campañas nacionales de recolección de desechos más a menudo, pero sobretodo hay que fomentar la conciencia que al lanzar basura a las calles, estamos dañando nuestro medio ambiente y atentando contra nuestra propia salud, porque pueden ocurrir desgracias y porque contaminando nuestros cuerpos de agua dulce no estamos quedando sin agua y sin alimentos. Cuidar nuestro medio ambiente es de vida o muerte.