La tartamudez es un trastorno del habla que causa interrupciones en la fluidez al hablar. Hay dos tipos principales de tartamudez: la tartamudez del desarrollo (que es el tipo más común y que comienza en los niños pequeños, se ignora su origen, aunque la genética se cree que puede jugar un papel importante), y la tartamudez neurogénica (ocurre después de algún trastorno cerebral como un accidente cerebrovascular). Mucha gente conoce que el presidente Biden de los Estados Unidos, creció siendo tartamudo, y hoy a sus 81 años ha conseguido superar casi por completo la tartamudez con gran disciplina. Digo casi, porque hace dos días lo escuché tartamudear en un par de ocasiones durante su discurso del estado de la Unión Americana (State of the Union). Biden ha sido objeto de burlas en repetidas ocasiones, en particular por parte del expresidente Donald Trump.

“La tartamudez se puede considerar como una falla neurológica. En términos generales, los procesos neuronales que están involucrados en el habla, a veces, no funcionan como los de los hablantes que no tartamudean”, dice el Doctor Eric Jackson, profesor asistente de ciencias y trastornos comunicativos de en la escuela de Cultura, Educación y Desarrollo Humano Steinhardt de la Universidad de Nueva York. “El hablante sabe exactamente lo que quiere decir, pero en ese momento, su cuerpo le impide temporalmente producir el habla”. La tartamudez afecta al 4% de la población mundial, y algunas celebridades como Samuel Jackson, Bruce Willis, y el propio Biden padecen de este trastorno.

¿U-u-u-u-unir al país?, se burla Trump del tartamudeo que Joe Biden mostró durante el discurso sobre el estado de la Unión. Esto ocurrió la semana pasada durante un acto de campaña en Roma, Georgia.

“Hace dos noches, todos escuchamos la diatriba enojada, oscura y llena de odio de ‘Crooked Joe’ En un discurso sobre el estado de la Unión...”, dijo Trump, añadiendo inmediatamente su acoso a Biden.

Recuerdo en mis años de estudiante de primaria y secundaria en el Externado, las burlas que infringíamos a un par de compañeros que padecían de este trastorno. Uno de ellos, fue un colega médico posteriormente. En esos tiempos, el acoso sistemático (bullying) era socialmente normalizado, era incluso esperado. El sufrimiento y la angustia que este acoso generaba entre nuestros amigos y compañeros se mantenía en los rincones oscuros y olvidados en que habitaban sus receptores, quienes sufrían en silencio.

Pero...eso fue hace muchas lunas. Actualmente es una conducta transparentada y rechazada ampliamente, al menos por la cultura occidental. Entonces...

¿Por qué un candidato a la presidencia del país más poderoso del globo terráqueo se siente con la libertad de acosar públicamente, en múltiples ocasiones durante una campaña electoral al actual presidente y líder de ese país? ¿Cómo un pueblo con una tradición tan fuerte de protección al vulnerable, permite este tipo de comportamiento?

En la actualidad, y especialmente en el continente americano, se observa la tendencia al rechazo de algunas normas de convivencia, que hasta este momento nos han permitido vivir en un estado de aparente cordialidad y sensatez. El pueblo de los Estados Unidos, a pesar de tener una tradición de protección a los vulnerables, permite que Trump se burle de Biden por su tartamudez debido a la complejidad y diversidad de opiniones en la sociedad. Aunque se valora la protección de los vulnerables, la política y las creencias personales pueden influir en cómo se perciben ciertos comportamientos. Además, las críticas y burlas en el ámbito político son comunes y reflejan la polarización existente en la sociedad actual.

Megalómano, con una personalidad dura, combativa y soberbia. Así describen a Trump, algunos estudiosos de la psicología. Existe una percepción de que Trump posee un perfil bipolar, psicópata y con un trastorno límite de la personalidad, además de una posible influencia negativa en las relaciones internacionales. Estos puntos reflejan una visión general del perfil psicológico complejo y controvertido del expresidente Donald Trump. Asediado por las demandas civiles y penales, y amenazado por el comportamiento de la economía estadounidense, el expresidente Trump, muy a pesar de sus gritos, burlas e insultos, está viendo desmoronarse su ansiado retorno al supremo poder de la rica nación del norte. A mal tiempo, buena cara, Donald.