Recuerdo muy bien el momento del golpe de Estado en el año de 1979, a mi abuelita le encantaba la política, y me comentaba de los gobiernos desde el general Martínez hasta la época de ingeniero Duarte, por lo que recuerdo ya desde la campaña de las elecciones de 1984 las propuestas y planes de marketing político. En la campaña de las elecciones de 1989 aún en conflicto armado se ofrecía y se vendía “que llevarían la paz al país”, no hubo propuestas de planes de seguridad. En la campaña para elecciones de 1994 no hubo propuestas sobre la seguridad del país por que se hablaba de reconstrucción del país y la prioridad era que se cumplieran las negociaciones para finalizar el conflicto armado. Tremendo error de los grupos de poder y clase política de aquel momento, porque era cuando se debió prevenir las pandillas por que los flujos de deportados con antecedentes penales ya habían incrementado desde el segundo semestre de 1992. Ese gobierno y la oposición política fueron los que menos actuaron en prevención de la violencia y son responsables de lo que vendría.

En la campaña para las elecciones de 1999 la delincuencia común, organizada, bandas criminales, secuestradores habían proliferado y generado ya mucho daño a la sociedad salvadoreña, por lo que se basaron los candidatos en el combate a la delincuencia, en ofrecer mejorar los presupuestos de las instituciones, no había un sistema de inteligencia y contra inteligencia eficiente o era deficiente, o las personas que lo administraron fueron incapaces de detectar las nuevas amenazas emergentes, pero ya las pandillas estaban organizadas y continua con su reclutamiento, como sembrando el odio entre las pandillas. Antes de la mitad de ese gobierno las pandillas ya estaban asesinando y extorsionando, surgió en medio de una violencia que no podían controlar, ni administrar, y ante la inoperancia del gobierno y de los funcionarios del gabinete, la gran apuesta de marketing “mano dura” una ocurrencia de aquel gobierno.

Luego vendría en la campaña del 2004 el mayor apogeo de publicidad en propuestas para la seguridad, y “la mano super dura” ganaría el mandado a los otros candidatos, que ofrecían de todo a la población. Las entrevistas de TV estaban saturadas de los planes y debates para erradicar a las pandillas.

En la campaña del año 2009 los candidatos y sus partidos políticos tenían que pedir permiso para llegar hacer campaña a los territorios que eran administrador por el crimen organizado. El partido en el gobierno con un gran desgaste dio paso a los absurdos del primer gobierno del Fmln que ante ausencia de planes negoció con el crimen organizado. En la campaña del 2014 no hay mucho que decir, ganó el megaproyecto “El Salvador Seguro” y dejó el quinquenio más violento de la historia de El Salvador.

Llega el 2019 y ganan las “nuevas ideas” y una propuesta del “Plan Cuscatlán” que se concreta con el Plan Control Territorial, que ubica al candidato Nayib Bukele con la menor tasa de América Latina al momento de la campaña para 2024. Nunca había observado una campaña presidencial sin una tan sola propuesta de los partidos políticos de oposición que aspiran llegar a la presidencia y derrotar a su adversario político, sin plan, sin estrategia, sin política de seguridad, ni siquiera una idea, tan derrotados se inscribieron que ni siquiera en la seguridad tenían una propuesta que pueden ofrecer, ya no digamos ejecutar.

Una campaña presidencial para el olvido, sin liderazgo de los competidores de oposición, sin propuestas, sin anuncios, y cuando van a entrevistas no pueden aprovecharlas y exponer cuáles son sus propuestas, porque simplemente no las tienen. No pudieron articular una propuesta para un escenario de seguridad más favorable, por eso las encuestas lo retratan como candidatos irrelevantes que perdieron apoyo en la campaña, e incluso dijeron que sabían que perderían. Así nuestra clase política.