Oficialmente este 1 de mayo El Salvador pasa de tener 262municipios a poseer solamente 44, lo que implica que solo habrá esa cantidad de concejos municipales, lo que es novedoso y por consiguiente una incógnita respecto a si en efecto se generará mejor desarrollo local para la población.

Las claves para lograr efectividad y ser un buen gobierno local son simples. La primera clave radica en gobernar sin criterios políticos-partidarios. Los concejos pluralistas deben despojarse de los colores partidarios que los postularon, pues no van a gobernar para un partido político sino para la población. Deben rechazar obedecer a los intereses del partido o de sus partidos y responder a las necesidades locales. Deben gobernar sin pensar en una reelección para no sentirse sujetados a colores de la bandera política.

La segunda clave consiste en gobernar con transparencia. Para esto deben escuchar a la población, promover las consultas ciudadanas y rendir cuentas claras de manera periódica y abierta. Los gobiernos locales no deben encerrarse para tomar decisiones que afecten positiva o negativamente a su gente, deben hacerlo con puertas abiertas y estar dispuestos a ser contrariados por la voluntad local. Las finanzas deber ser del conocimiento público, así como aquellos planes o proyectos que incidan en la convivencia local.

Una tercera clave consiste en cumplir las promesas, especialmente aquellas que se ofrecieron en campaña y aquellas que surjan en el devenir de la gestión edilicia. A la población hay que llevarle y generarles obras que les permitan mejorar sus condiciones de vida. Los servicios básicos, algunos de ellos bajo la tutela del gobierno central, son una necesidad prioritaria que los concejos y alcaldes pueden ayudar a mejorarlos. Por ejemplo, el servicio de agua potable, es un servicio que compete al gobierno central, pero que puede ser mejorado por la intervención o el acompañamiento de las municipalidades. Asimismo, la seguridad pública le atañe al Estado y los concejos edilicios son parte del mismo, por lo tanto, pueden contribuir a mejorar ese y muchos rubros más.

Un clave más es ser visionarios. Lo regidores y alcaldes están obligados a tener una amplia visión para llevar desarrollo a sus distritos, ya sea en el plano turístico, comercial, agrícola, sanitario o cualquier rubro o potencial particular del municipio o de sus distritos. Deben hacerlo escuchando a la ciudadanía, sin buscar ser verticales o imponiendo sus criterios sesgados. La razón siempre la tendrá la población y es obligación de los concejos acompañar a su gente, incluso si se trata de protestar contra quien sea.

Una quinta clave pasa por no ser corruptos. Esto es vital y como primera acción debe incluirse el rechazar el nepotismo. Ni el alcalde ni los regidores deben llenar las alcaldías y las oficinas distritales de parientes, tampoco deben hacer trampa y promover el intercambio de plazas contratando a parientes de jefes edilicios y concejales de municipios vecinos a cambio que ellos contraten a “mis parientes”. Deben contratar a gente idónea para los cargos de jefaturas o mandos medios. No deben despedir arbitrariamente a los empleados salvo si se justifica y sí se sigue un debido proceso con todas las garantías de ley. Tampoco deben hacer mal uso de los fondos locales, nada de colocarse “dietas” altísimas, salarios desorbitantes (más altos que cualquier ministro o que el mismo Presidente de la República), viáticos exuberantes o inflar las alcaldías y oficinas distritales con personas que anduvieron como activistas políticos. Un apartado especial es denunciar o dejar la vieja práctica del cohecho. Jamás deben cobrar el famoso “diezmo” a las empresas que ejecutan obras o las personas o instituciones que les brindan algún servicio.

Otra clave pasa por ser eficientes. No deben entrapar, por decisiones particulares o políticas, proyectos que requieren agilización. Esta vez, con los municipios aglutinando distritos, se puede caer en la tentación de buscar más y mejores beneficios para aquellos de donde es oriundo el alcalde o los concejales. Las autoridades municipales deben tener plena conciencia que gobernarán para toda la jurisdicción y en ese sentido deben eficientizar su trabajo para todos. Las alcaldías y sus oficinas deben contar con trabajadores comprometidos con sus funciones, que brinden mejores servicios en las áreas respectivas.

Clave también es ejercer una buena administración, libre de burocratización y cercana a la población, razón por la cual los gerentes o directores distritales deben ser personas con conocimiento técnico y con los correctos canales de gestión, que conozca a la población y que la escuche, que ejerza un liderazgo y que tenga “línea directa” con el concejo. No se requiere políticos para esto cargos, aunque si gente capaz y de confianza. Los alcaldes y concejos también deben evitar los gastos superfluos y suplir las verdaderas necesidades de la población.

En fin, ser un buen gobierno local es fácil si se está dispuesto a gobernar tratando de servir al municipio y no sirviéndose de él.