Leo una concienzuda y emotiva nota del Editor Jefe de este diario, Álvaro Cruz Rojas, sobre la reacción del gobierno de NIcaragua, es decir de la pareja presidencial Daniel Ortega y Rosario Murillo, sobre la reciente elección de Miss Universo 2024, la nicaragüense Sheynnis Palacios, que me inspira esta nota.

No he sido particularmente afín a estos concursos, a pesar de venir de una tierra donde el Miss Venezuela y el Miss Universo o cualquier Miss que se celebrase en cualquier rincón del planeta lo interiorizamos como si fuese nuestro; a lo menos en el pasado, antes de la peste que nos cayó encima en 1998. Hoy pretendemos retomar aquellas neuronas de nuestros hombres y mujeres probos, que se pasearon por el continente, y más allá del nuestro, programando y proclamando libertades.

Y no me refiero solo a Bolívar, sus generales y llaneros, ni a Francisco de Miranda o Andrés Bello, sino al escritor, políglota, militar y libertario Rafael de Nogales Méndez, por ejemplo, quien se asentó en varios países de Europa, Asia y América (luchó al lado de España en la guerra de 1898; estuvo en El Salvador y partió a Managua, donde el presidente Zelaya le brindó su amistad, le facilitó armas, dinero y una goleta para invadir Venezuela y deponer al dictador Cipriano Castro; acompañó a Augusto César Sandino en las Segovias y finalmente murió en Panamá en 1936.

En fin, me aparté un tanto del tema inicial, pero hoy como ayer nuestro continente se encuentra en convulsión, en una lucha donde la insensatez, indolencia e irrespeto pareciere imponerse sobre la razón, la libertad y la dignidad humana.

Panorama que observamos con particularidad en Nicaragua y Venezuela, cada uno con su tiranía tropical destructiva. En Nicaragua pareciera haberse asentado una tiranía familiar que deja como escritores de libros infantiles, a la dinastía de los Somoza.

La de Ortega-Murillo además de depredadora del erario nacional y del control total de las instituciones republicanas, ha logrado domeñar a la Iglesia católica, la educación, los medios de comunicación, y al sistema económico. Confisca, extraña compatriotas a otros confines del mundo, asesina, tortura, retira nacionalidades, y mandó “al carajo” a la comunidad internacional institucionalizada.

Pero la tiranía Ortega-Murillo no está sola en esta debacle y sin razón, la acompaña la venezolana, comandada en este momento por un ignaro, grotesco y sangriento personaje llamado Nicolás Maduro, muy recordado por bailar salsa con su cónyuge, montados en una tarima, mientras los estudiantes eran asesinados en ese momento por la Guardia y Policía Nacional. Todo muy a lo Vlad Tepes, Príncipe de Transilvania (el Conde Drácula), quien acostumbraba empalar a sus enemigos turcos cuando los capturaba, y mojar su pan en una copa llena de sangre enemiga.

Como la pareja siniestra nicaragüense, su par venezolano es muy de ritos y cultos satánicos (La Palería, importada de Cuba por Chávez, muy de sacrificar animales mayores que, como me aclaró un experto ante una pregunta ingenua, “animales mayores son todos lo que te puedas imaginar”).

Por ello hay un rechazo a lo bello, armónico, equilibrado, inspirador, porque es la contraparte de “lo grotesco y arabesco” , como tituló Edgar Allan Poe un compendio de sus cuentos.

Y en medio de esa orgía de sangre y sin razón en Nicaragua, de repente surge como Sandra Botticelli del Mediterráneo, esta joven nicaragüense, Sheynnis Palacios, coronada como la nueva Miss Universo 2024. Bella, elegante, de buen talante, sencilla, fluida en el hablar y lenguaje bien manejado, de piel canela, como cualquier mujer de nuestra región; levantada por una madre soltera quien, además, para mayor escarnio del inframundo nicaragüense, participó en las protestas estudiantiles de 2018, contra los crímenes de la tiranía.

Esta dama, como bien nos dice la joven psicóloga nicaragüense Mónica Wheelock, hija de la escritora y psicóloga Mónica Zalaquett, “Todos nos vemos de una u otra forma identificados con ella, porque además de su belleza, humildad, autenticidad, vemos también las heridas reflejadas en su crisis de ansiedad...Qué hermoso poder celebrar una victoria en común como nación. Que nos impulse a realizar los cambios dentro de cada uno y de cada familia para transformar nuestra realidad...Nicaragua, hoy tiene forma de mujer”.