Sí, así es, no me refiero al cambio ordenado por el Presidente que pasen de 84 a 60, sino al cambio espurio, calculado y perverso que se hizo en la dictadura arenera de pasar de 60 a 84 diputados.

En esa época, comandada por la finada Gloria Salguero Gross quien manipuló la actividad legislativa de tal forma que, la esperanza de una democracia, de un sistema republicano con la división y autonomía de poderes, se frustró; en esa época daba tristeza ver a los diputados. Más que a los de ahora.

Estoy hablando de años oscuros en los cuales la comandanta “titereteaba” a sus muchachitos René Figueroa, Walter Araujo y Gerardo Suvillaga, para que hicieran y deshicieran en el parlamento. Esa época fue realmente triste en la labor legislativa: compra de votos, componendas bajo la mesa, promover a los tránsfugas. El país se consolidó como una nación tercermundista.

Cuando critico a la actual dictadura, lo hago con la misma amargura que criticaba a aquella de ARENA y, por cierto, esos polvos son la causa de estos lodos. Esa dictadura de derecha, una dictadura descafeinada, pero que mandaba todos los poderes.

¿Cuál es la diferencia hoy en día? Que al menos el actual régimen sí está haciendo algo, y lo aplaudo.

La labor de legislar no es cosa nimia, es el fundamento de las civilizaciones, de las naciones, por lo tanto no puede ponerse en manos de ignorantes, de analfabetos o jovencitos imberbes sin experiencia alguna, sin contacto con la realidad y con las necesidades de los diferentes grupos que construyen el entramado social, por eso, que se ampliara la Asamblea Legislativa de 60 a 84, fue visto por propios y extraños como una maniobra burda, absurda, onerosa además. Sabíamos perfectamente que era para meter a más diputados sumisos que obedecieran, como casi siempre lo hacen, a los mandatos del titular del Órgano Legislativo y también de Casa Presidencial, ¡ah!, y también a la cúpula del partido oficial.

Cuando se inventaron los dinosaurios aquellos lo de la plancha nacional, era una forma de asegurar a los “tiranosaurios rex” de cada partido un puesto seguro como gratitud por sus años de defender a capa y espada las “truncias” que armaban en el gobierno o en el partido y, sin duda, dentro de la Asamblea Legislativa.

Cuando estuve de asesor de la fracción legislativa del PDC, en el período 1997 – 2000, y después, un corto tiempo en el 2006 – 2007, pude constatar personalmente cómo hay ciudadanos que llegan a ser diputados, pero por favores políticos, porque aportaron dinero, narcos con poder, analfabetas que manejan un gremio, serviles, hasta por pago de favores personales y, sin duda, amantes también. Homo sapiens sin idea alguna de la labor legislativa. Bueno, un vez al menos, hubo un diputado que no sabía leer. Son diputados que nunca se ven, que nunca hablan ni mucho menos aportan un proyecto de decreto. Curules ocupados por mentes vacías.

No puedo sino aplaudir la decisión del Presidente, aunque es triste ver cómo mangonea a su antojo a sus diputados, lo cual hace aún más triste el saber que no hay división alguna de poderes, y todavía aún más dramático, que le aplaudan como si fuera una estrella de rock. Se ven tan serviles que uno siente nauseas.

La labor de los legisladores hoy la hace Casa Presidencial. Tremendo, pero así son las cosas, y ahora que ya es una realidad que esta propuesta del Ejecutivo va porque va, hay que analizar, y mi opinión es esa: nos vamos a ahorrar un montón de dinero en diputados inútiles. Esto depurará la calidad de los electos y, en consecuencia, del producto legislativo que aporten al país. Tendremos solo a los mejores legisladores posibles según cada departamento. Los mejores ciudadanos a los cuales los electores podrán escoger. Un país tan, pero tan pequeño no puede tener tantos diputados, es más, deberían ser solo unos 30, como mucho.

Lo mejor de todo es que el dinero sobrante podrá invertirse en constituir mejores equipos de asesores a los padres y madres de la Patria, que en verdad los necesitan para que no hagan ni digan tantas burradas.
Sin duda que el cálculo político electoral de parte del señor Nayib Bukele y su selecto grupo de asesores ya está hecho. Él no da paso sin chancleta, pero es lo que quiere el pueblo, es lo que el pueblo se merece.