En teoría, la confianza y desconfianza influencian la frecuencia y el costo de las transacciones. En entornos de alta desconfianza, las transacciones son poco frecuentes y los costes transaccionales son más elevados. Lo opuesto ocurre en aquellos entornos de alta confianza. Las implicaciones que la diada confianza-desconfianza tiene en el ámbito de la salud pública son importantes para el mantenimiento de la salud colectiva e individual. Una persona que confía en el sistema de salud tendrá una mayor frecuencia de contactos con el mismo, así como una mayor aceptación de las recomendaciones del sistema y, por consecuencia, un coste menor en el manejo del evento.

Una menor frecuencia de contactos con el sistema de salud, como se experimentó durante la pandemia de covid, tiene incluso implicaciones para la sobrevivencia del individuo. Según datos del Ministerio de Salud (Minsal), durante 2020, el número de muertes maternas aumentó un 70 % cuando se compara con el 2019. El mayor aumento se observó en abril, mayo, junio y julio, meses durante los cuales el acceso a los servicios hospitalarios y de salud, en general, estuvieron restringidos debido al confinamiento poblacional que sufrió el pueblo salvadoreño. De la misma manera, una menor frecuencia de contacto tiene implicaciones en la prevención de enfermedades. En 2021, fuimos el tercer país de Centroamérica con mayor número de niños menores de cinco años sin vacunación completa. Diversos estudios demuestran que una alta prevalencia de desconfianza en el sistema de salud se asocia con mayores riesgos para la salud de los ciudadanos, especialmente para las poblaciones más vulnerables. Por ello la importancia que como sociedad tengamos información relacionada con la confianza o desconfianza en nuestro sistema de salud.

El Instituto Universitario de Opinión Pública (ludop) de la UCA publicó a finales de junio su informe sobre la encuesta de evaluación, referida en este caso al cuarto año de gestión del Gobierno del presidente Bukele. Información sobre percepción y satisfacción del usuario fue recolectada en los 14 departamentos de nuestro país, incluyendo zona urbana y rural, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos. Todos ellos contaron sus historias, sinceras y honestas, de cómo sienten que este gobierno les satisface sus necesidades básicas y esenciales para poder llevar una vida digna y saludable. Este artículo se concentra en el trabajo del Ministerio de Salud, percibido y observado por sus usuarios.

El Ministerio de Salud fue el único ministerio del actual Gobierno que presenta una tendencia negativa de la nota otorgada por la población al trabajo realizado durante el cuarto año de gestión. Así también, en cuanto a la confianza pública de los ministerios y dependencias, los resultados indicaron que el Ministerio de Salud fue la dependencia gubernamental que mayor reducción experimentó en la proporción de personas que expresan “mucha confianza” en el trabajo de este ministerio.

Cuando se compara este cuarto año con el segundo, son casi 21 puntos porcentuales de reducción de la variable “mucha confianza”. Por otro lado, el 29 por ciento de personas consultadas expresaron “poca o ninguna confianza” en el trabajo de este ministerio. Esta figura representa un aumento de 18 puntos porcentuales cuando se compara con el segundo año de trabajo. La variable de percepción de corrupción arroja también un incremento en la proporción de personas que perciben “mucha o alguna corrupción” con un aumento de cinco puntos porcentuales del segundo al cuarto año de trabajo ministerial. Aunque los más llamativo es el aumento de 16 puntos porcentuales en la percepción de la ciudadanía de ausencia de corrupción, cuando se comparan este mismo periodo.

A pesar de un continuo bombardeo con campañas de marketing para promover la credibilidad en el trabajo que el Minsal desarrolla, estos resultados demuestran que el nivel de desconfianza en el sistema de salud entre la población salvadoreña tiene una tendencia ascendente y es de una magnitud importante. Es fundamental que el Minsal haga un esfuerzo para conocer las necesidades de salud sentidas por el colectivo y así poder diseñar e implementar programas y proyectos que se orienten a satisfacer dichas necesidades. No olvidemos que los cuidados médicos son únicamente parte de la solución.