Cuenta la historia (o la leyenda) que el 14 de febrero del año 270, en plena época de expansión del cristianismo, murió decapitado el sacerdote Valentín, por órdenes del emperador romano Claudio II, quien justificó aquel atroz crimen atribuyéndole al religioso actos de desobediencia y rebeldía.

Resulta que Claudio II había prohibido a los jóvenes enamorados casarse, ya que estaba convencido que un soldado soltero y sin hijos demostraría más carácter y orgullo y tendría más valentía en las guerras, pues no tendría un ligamen sentimental que lo uniera a un ser y que por “amor a esa persona” diera muestras de flaqueza o cobardía.

Muchos jóvenes de la época, enamorados de sus parejas, buscaron la forma de desobedecer al emperador y decidieron casarse encontrando en Valentín al aliado comprensivo que los casó en la clandestinidad. Sin embargo, pronto Claudio II se dio cuenta y ordenó el encarcelamiento y ejecución del sacerdote. Entre los años 496 y 498 el Papa Gelasio I elevó a los altares a Valentín y ordenó que cada 14 de febrero fuera conmemorado en honor a su martirio ya que había muerto por la felicidad de otros.

Desde entonces en muchos países se celebra cada 14 de febrero el día de San Valentín con diferentes costumbres y tradiciones que mantiene viva la efeméride. En algunas naciones es concebido como el “día del Amor y la Amistad”. Aunque hay muchas teorías, todas coinciden en señalar que es un homenaje al amor y a un santo que desobedeció una orden inhumana para permitir la felicidad entre parejas. Real, irreal o fantasiosa es la historia del día más comercial en el mundo, después de la Navidad.

Son pocos los países donde el día del “Amor y la Amistad” se celebra en una fecha diferente. Y en todos donde se conmemora, es una oportunidad para los negocios relacionados con el sentimentalismo y la emotividad que generan dos valores de la buena convivencia: El amor y la amistad, el primero determinado por el sentimiento de buen ánimo hacia otra (s) persona, y el segundo fundamentado en la confianza que cotidianamente nos genera una persona cuyos logros disfrutamos y cuyos lamentos sentimos como nuestros.

El “Día del Amor y la Amistad” o el “Día de San Valentín” desde hace décadas o tal vez desde siempre ha sido una suerte de conducta social consumista, donde las transnacionales se han aprovechado de la emotividad humana para fomentar el consumismo, lo cual no es malo, pero no debe ser lo primordial. Todos los días deberían ser días de amistad y amor y hasta de San Valentín, esto último para recordarnos que nadie está obligado a cumplir una orden ilegal ni mucho menos inhumana.

Lo primordial de todos los días debe ser fomentar y practicar la amistad y el amor. Debemos permanentemente ser personas amigables con todo mundo. No hay razones para buscar o mantener enemistades. La vida es bella y hay que disfrutarla con buen sentido del humor, con optimismo y recordando siempre que nadie infeliz puede hacer feliz a los demás. Debemos ser individuos confiables y afines, buscar siempre (o al menos intentar) hacer el bien común. A diario tenemos que tratar de ser sujetos de bien y aportadores de la buena convivencia, respetuosos de los demás y del medio ambiente. Ser amigable es ser tolerante, tener talento y talante de personas serviciales. Hacer que nuestro efímero paso por la vida valga la pena y trascender a través de los nuestros con un legado de buena voluntad y buenas obras. No es necesario que sea 14 de febrero para mostrarnos amigables o hacerles sentir a otros que son nuestros amigos. Debemos cultivar amigos todo el tiempo y sobretodo tenemos que ser amigables hasta cuando dormimos.

El amor no es cosa de un día. Es esencia de cada instante de nuestras vidas. Cualquiera que sea el tipo de amor (ágape, filial, teosófico, erótico, etc.) debemos vivirlo siempre con intensidad y a profundidad. Por tradición y adrede con su punto de referencia histórico el “Día del amor” se refiere al amor de pareja, de hombre a mujer y viceversa y ahora hasta parejas del mismo sexo. El amor es acaso el sentimiento más bello y sublime de la humanidad y lo importante es amarse con sinceridad, honestidad, convicción y fortaleza espiritual. El amor erótico debe ser respetuoso, mutuo, consciente y guiado por la buena fe del espíritu. Amar, como dice la canción de José José, es darlo todo. Uno no ama más hoy que otros días a sus hijos, sus esposa (o), o sus seres queridos, Los amamos siempre y lo demostramos con pequeños detalles. A veces basta un te amo a tiempo, un consejo oportuno, una sonrisa desinhibida, un abrazo solidario, una ayuda efímera, una coincidencia circunstancial, una palabra de aliento, un intenso beso, una mirada cristalina, una flor, un te quiero sin razón... El amor es humanismo pleno.

Cuando nuestros padres se esfuerzan por lograr que sus hijos seamos profesionales, cuando una madre cuida de sus hijos enfermos, cuando los hijos están pendientes de sus padres ancianos, cuando disfrutamos del éxito propio y ajeno, cuando procuramos ser mejores vecinos y compañeros de trabajo, cuando damos parte de lo que tenemos, cuando nos volvemos tolerantes, cuando buscamos ser útiles, estamos dando amor.
/En el “Día del Amor y la Amistad” recordemos que todos los días son idóneos para amar y ser amigos. Felicidades y bendiciones.