La justificación para imponer el Régimen de Excepción fue la gravedad de un fin de semana violento con más de ochenta homicidios, que exhibieron el fracaso gubernamental del supuesto Plan Control Territorial, la ineficacia de la costosa red de aparatos de inteligencia del Estado y la ruptura del pacto del gobierno con los grupos criminales. Después de quince mil detenciones indiscriminadas, el gobierno enarboló la recuperación del control en los territorios, el cese de los asesinatos y extorsiones. Por ende, la prórroga de suspensión de garantías constitucionales parecería tener otros fines y solo es la forma, el fondo es otro.

El gobierno bukelista siempre enfiló sus acciones sobre una agenda electoral y las basó en su megalómano interés mediático y el febril control sobre las instituciones del Estado, quedando diluidas las promesas de solución sobre los graves problemas estructurales. Fue falso el combate a la corrupción, fugaz la persecución de evasores, engañosas las promesas de transparencia, e inexistente un gabinete competente. En su lugar se impuso el nepotismo, la corrupción, el cierre del acceso a la información pública, la descalificación de opositores, gremiales empresariales, persecución de ONG, periodistas y medios de comunicación independientes; y hoy, además, cercena libertades constitucionales.

Es importante analizar las medidas autoritarias del régimen. También es necesario disipar las cortinas de humo develando los problemas ocultos tras la imposición del Régimen de Excepción, como la responsabilidad por esclarecer el paradero de miles de desaparecidos y la dolorosa peregrinación de miles de familiares demandando investigar el destino de sus seres queridos en centenares de recónditas fosas clandestinas ocultas en todo el territorio nacional y sobre las cuales el gobierno oculta mucha información; tal cual quedo demostrado en su oscuro manejo sobre las fosas clandestinas de Chalchuapa y Nuevo Cuscatlán.

Tras la nueva cortina mediática de extender el Régimen de Excepción se pretende ocultar la grave crisis con la que Bukele ha consumido al país. De acuerdo al FMI la economía de El Salvador será la que menos crecerá en toda la región Centroamericana, con dificultad podría llegar al 3%, situándose por debajo de toda el área; mientras, países como Panamá crecerán al 7.5%. El Consejo Monetario Centroamericano ha oficializado que El Salvador no cuenta con motores de crecimiento económico, siendo el que atrae menos inversión extranjera directa (IED), apenas $400 millones en el último ejercicio. También establece que la inflación es del 6.48% una de las mayores en la región y en los últimos 20 años.

La incertidumbre por falta de un plan económico, ausencia de un plan fiscal progresivo, la insensata aventura del Bitcoin, falta de transparencia, creciente corrupción y nepotismo, un creciente aislamiento internacional, incertidumbre del pago de la deuda externa y la deriva autoritaria de Bukele han disparado el riesgo país hasta escalar una de las mayores posiciones en América Latina con el 20.44%, estancando el crecimiento económico y profundizando la pobreza, que de acuerdo a datos de COLPROCE esta alcanza al 40% de la población.

A esta cruda realidad suma la advertencia de la FAO de una inminente crisis alimentaria. El Salvador es el único país en la región sin una reserva estratégica de alimentos. El nuevo ciclo de cosechas encuentra al sector agropecuario (más de 400 mil pequeños y medianos productores) agobiado por los altos costos de producción debido al incremento de los combustibles, fertilizantes y pesticidas -algunos hasta en un el 100%-, la competencia desleal gubernamental por importaciones desde Sinaloa y los efectos del cambio climático que amenaza lluvias torrenciales por el fenómeno de “La Niña”.

Mientras el gobierno ensaya su tercer ministro “interino” de agricultura (sin poder alguno), sigue sin presentar una política agropecuaria, tampoco financió los 650 millones de dólares comprometidos al Fideicomiso Agropecuario, ni los 640 millones del Fideicomiso del café. El Salvador se percibe como uno de los países más atrasados y violentos, ya sea por los grupos criminales o por la represión indiscriminada del gobierno, sin embargo, sobre los problemas de fondo aún no se asoman alternativas, solo pretextos.