Los costos económicos y sociales en los cuales la sociedad salvadoreña incurriría al modificar o suprimir la estrategia de seguridad actual, sometiéndose a las presiones de agencias internacionales, serían cuantiosos. Hoy más que nunca se hace necesario que el estado salvadoreño utilice todos los recursos que el derecho internacional le facilita para mantener su soberanía y así evitar la injerencia externa en detrimento de nuestro país.

Hace algunos días, el Foro de São Paulo emitió una resolución para condenar a El Salvador por el “desmantelamiento de los espacios políticos y democráticos”, y el régimen de excepción, incluyendo violaciones a los derechos humanos. Esta nueva condena, como yo la veo, es como si Funes condenara a San Óscar Romero por deshonesto y lujurioso. Hipócrita y pueril.

El Foro de São Paulo, es una plataforma política que reúne a partidos de la izquierda Latinoamericana y del Caribe, con amplios liderazgos de partidos políticos, con tonos marxistas-leninistas, que gobiernan en Nicaragua, Cuba, Venezuela, México, y ahora Brasil. Con señalamientos de ser “Chavistas” y con ejemplos como con los procesos electorales de Ollanta Humala en Perú, José María Villalta en Costa Rica, Salvador Sánchez Cerén en El Salvador, Alejandro Guillier en Chile y Gustavo Petro en Colombia, pretenden imponer sistemas similares al venezolano en Latinoamérica.

Es obvio, que los objetivos verdaderos de este foro son el impulsar partidos políticos de izquierda para asegurar el poder político. No es sorpresa, que el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, sea miembro activo de este Foro de São Paulo. Por lo que también resulta obvio cuáles son sus intenciones al criticar con tanta “indignación al estado salvadoreño”.

Democracia, espacios políticos y derechos humanos, son la crítica a nuestro país.

Raúl y Fidel Castro lideraron una revolución en Cuba a nombre del Ejército Rebelde en 1959. Después de más de 60 años en el poder, el pueblo cubano vive bajo una dictadura, donde las elecciones populares no existen. La democracia en Cuba no existe, entonces, no se entiende como ahora se convierten en paladines de la democracia y critican a un gobierno que si ha sido elegido por la mayoría de los ciudadanos de su país. El otro paladín de la democracia del Foro de São Paulo, es Nicaragua. Daniel Ortega ya suma 27 años en el poder. Y aunque se supone que hay elecciones libres y democráticas cada cinco años, en las últimas mal llamadas elecciones libres, tres partidos opositores fueron anulados y siete aspirantes presidenciales de la oposición que se perfilaban como sus principales contendientes, fueron encarcelados. Y por favor no hablemos de Venezuela y Maduro, heredero del comandante Chávez.

Con 25 años después del ascenso del Chavismo con una revolución que abandonó la democracia convirtiéndose en uno de los mayores saqueos a las arcas venezolanas que se conozca en la historia. Dios purísimo, estos son los paladines de la democracia que pretenden ahora, escondidos tras una concentración de depredadores profesionales de los tesoros nacionales de sus respectivos países, venir a decirle al pueblo salvadoreño cómo gestionar su democracia. Países, donde los espacios políticos son más peligrosos que los bombardeos de Kiev, y el riesgo de ser oposición no solo consiste en perder la libertad, sino la misma vida.

Según organizaciones no gubernamentales, en Cuba hay hoy más de 1.000 presos políticos. En Cuba, las condenas por razones políticas se basan generalmente en leyes y regulaciones que se consideran restrictivas para la libertad de expresión, asociación y reunión. Pero la misma Cuba condena el régimen de excepción en El Salvador. En febrero de este año, el régimen de Ortega desterró a 222 presos políticos. La justicia controlada por el oficialismo, les declaro apátridas por considerarlos traidores a la patria. La ONG de Venezuela Foro Penal denuncia que en el país caribeño hay 257 detenidos a los que considera presos políticos. “Para que miras la paja en el ojo ajeno, y no consideras la viga en el tuyo propio”, una parábola del cristianismo, más que perfecta aplicable al foro.

El Salvador debe mantenerse firme con sus logros en el tema de seguridad. Los costos económicos y sociales implícitos con un regreso al pasado hundirían a nuestra sociedad en la desesperación y zozobra.