En las ciudades, los parques urbanos son los lugares donde convergen la diversidad, la cultura y las oportunidades para la convivencia. En ocasiones, su potencial se activa gracias a iniciativas que trascienden lo convencional. En este sentido, el Banco Cuscatlán es un ejemplo de cómo las empresas pueden catalizar cambios significativos al colaborar en la activación del espacio público.

Con una donación de $25,000 como parte de su programa ambiental y deportivo, el Banco Cuscatlán desencadenó una ola de transformación en el Parque Cuscatlán, aprovechando el poder de la bicicleta como herramienta de movilidad sostenible y de inclusión social.

Con estos fondos, la Fundación del Parque Cuscatlán (FUNDAPARC) adquirió el lote inicial de 25 bicicletas e instaló el punto bici para su alquiler dentro del Parque Cuscatlán. Más de 32,234 usuarios han disfrutado de estas bicicletas desde entonces. Además, los bici guías - con el acompañamiento de la Alcaldía de San Salvador a través de su Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM) - organizaron más 34 bicitours a diversos puntos del área metropolitana de San Salvador. Muchos de los amantes del ciclismo, que ya se reunían para pedaleadas nocturnas o que forman parte de colectivos, han venido a fortalecer esta iniciativa, contribuyendo a que el parque gane en actividades y en diversidad de públicos.

Maureen, de 34 años, comparte su experiencia como beneficiaria de estas iniciativas. “La primera actividad relacionada con bicis en la que participé en el parque fue el bicitour. Comencé a asistir desde las primeras rutas que realizaron. Me gustó mucho porque los domingos por la tarde tenía algo que hacer y fue una buena oportunidad para conocer a más personas que disfrutan del mismo deporte y de la misma pasión”.

Al conocer las necesidades de los usuarios, se decidió crear la biciescuela de verano que funciona los domingos de 10 a.m. a 11:30 a.m. entre diciembre y abril. Más de 60 personas, en su mayoría niñas y mujeres, han aprendido a andar en bicicleta en este espacio.

Además, con el apoyo de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (USAID), se ha ofrecido clases de mecánica de bicis. “Me gusta mucho que el parque dé una oportunidad como los talleres de mantenimiento de bicis. Aquí he aprendido sobre aspectos básicos sobre qué debo hacer si a mi bici le llega a pasar algo mientras voy sola por la calle”, asegura Maureen.

Es crucial destacar que, si bien el alquiler de bicicletas conlleva un costo, todas las demás actividades son gratuitas para los usuarios. Esto garantiza que la accesibilidad y la igualdad de oportunidades estén en el centro de esta iniciativa, lo que quiere decir que si una persona no quiere gastar en el alquiler de una bicicleta puede llevar la propia y disfrutar de las mismas actividades. Además, el 100% de los fondos generados por el alquiler de bicis se dirige al mantenimiento del parque. Por cada dólar que el Banco Cuscatlán donó, se han generado $3.39, lo cual es un crucial aporte para que el parque siga recibiendo más visitantes en instalaciones bien cuidadas.

El compromiso del Banco Cuscatlán con la comunidad trasciende los límites del negocio y demuestra el poder transformador de la colaboración empresarial. En un mundo donde los desafíos sociales y ambientales son cada vez más urgentes, es alentador ver cómo empresas asumen un papel proactivo en la construcción de un futuro más inclusivo y sostenible. Esperemos que más empresas sigan inspirándose en estos ejemplos y trabajemos juntos para crear espacios públicos vibrantes y accesibles para todos.