El jueves de la semana pasada, a eso de las 6:30 p.m. en plena hora pico, una ambulancia del Instituto Salvadoreño del Seguro Social permaneció, con sirena encendida y con un paciente grave siendo trasladado a emergencias, por más de media hora atorada en el otrora carril segregado del Sitramss que de Soyapango conduce a San Salvador. No avanzaba porque no había forma que los conductores hicieran sus vehículos a un lado para cederle el paso pues el carril está hecho para que pase un solo vehículo. Fue necesario que los gestores de tráfico hicieran una ardua labor para lograr que el vehículo de emergencia lograra transitar.

Ya pasaron más de tres años desde que el 10 de junio de 2019 la Sala de la Constitucional de la Corte Suprema de Justicia declaró inconstitucional la exclusividad declarada por el Viceministerio de Transporte para las unidades del Sitramss, ya que violentaba el artículo 120 de la Constitución de la República en cual establece que las concesiones deber ser sometidas al conocimiento de la Asamblea Legislativa.

A partir de esa fecha la Asamblea legislativa tenía un año para decidir si autorizaba o no la explotación del bien público en los carriles segregados y en las estaciones de pasajeros, de lo contrario, si se vencía el plazo sin decisión, la sentencia establecía que se eliminaran las señales, por supuesto los “sapitos” que sirven para dividir los carriles. Ya pasó el tiempo y nada se hizo. Hasta ahora la división de los carriles es un grave obstáculo generador de congestionamiento vial.

Precisamente de eso es trata el tema de este artículo de opinión. Con cerca de 1.5 millones de vehículos de todo tipo circulando en el país, cientos de miles circulan todos los días por el bulevar del Ejército, la arteria más utilizada en el país en las horas de mayor congestionamiento. El referido bulevar tiene seis carriles de circulación, tres hacia el poniente y tres hacia el oriente. Desde la zona de Plaza Mundo, los “sapitos” marcan el carril que inconstitucionalmente utilizaba el Sitramss, convirtiéndose en aliados de los congestionamientos viales. Si en el carril segregado ocurre un accidente o sufre desperfectos un vehículo, casi de inmediato se forma un grave problema vial y fácilmente un conductor puede pasar hasta una hora o más atrapado, porque no hay forma de salirse para tomar los otros carriles.

Urge que el Estado, a través del Viceministerio de Tránsito o mediante la instancia competente retire esos obstáculos y nivele algunos tramos donde los diseñadores dejaron desniveles bien marcados. Es raro el día que no ocurre un percance, desde vehículos livianos hasta camiones de carga quedados por desperfectos mecánicos o accidentes. Quienes más generan congestionamientos son los buseros y microbuseros, ya sea porque irrespetan las señales o porque las unidades viejas suelen quedarse varadas. No sé a cuanto gasto de combustible equivale quedarse atrapado o en un congestionamiento en la carretera a Santa Ana, en el bulevar Venezuela, en la avenida Cuba, en la alameda Enrique Araujo, en la carretera de Oro, en la avenida Constitución, el bulevar Integración o en cualquiera otra arteria, pero estoy seguro que son decenas de miles de dólares, a parte del estrés que acumulamos.

Se trata de mejorar la infraestructura vial y tomar las decisiones políticamente correctas y consensuadas para ayudar, aunque sea mínimamente, a mejorar el tráfico en las ciudades con graves congestionamientos como San Salvador, Soyapango, San Miguel, Santa Tecla, Mejicanos, Antiguo Cuscatlán, Santa Ana, Ilopango, San Marcos, Cuscatancingo, Ciudad Delgado, Ayutuxtepeque y otras, en todo el país. Estoy seguro que eliminado los obstáculos en el carril segregado, incluso eliminando las terminales del Sitramss, contribuiría en mucho a agilizar el tráfico.

Últimamente las autoridades del Viceministerio de Transporte se han dado a la tarea de efectuar pruebas pilotos de ciclo vías en algunas arterias del Gran San Salvador y principales ciudades del país, así como en carreteras del interior. En algunos lugares les ha dado resultado, pero en otras no. Cuando hicieron la prueba en la avenida Cuba del barrio San Jacinto, el congestionamiento llegó hasta San Marcos, luego cuando se pasaron a la Décima Avenida Sur, siempre en San Jacinto, el congestionamiento comenzaba desde el centro de la capital. En todo caso son pruebas pilotos, pero la decisión debe ser acertada, bien evaluada y procurar que dañe los menos posible el flujo vial. Hay que recordar que ciclo vías definitivas no siempre tienen presencia permanente de agentes de tránsito o gestores de tráfico para garantizar que en horas de graves congestionamiento, no serán invadidas por motociclistas o conductores de otro tipo de vehículos.

En lo personal tengo mis reservas sobre las ciclo vías, porque en nuestras calles y avenidas per se ya reducidas se están encogiendo más los carriles para el paso vehicular mientras la flota de vehículos se incrementa día a día; aunque desde luego comprendo y entiendo que si alguien quiere ir en su bicicleta a estudiar, trabajar o a cualquier diligencia, tiene todo el derecho constitucional de tener su espacio exclusivo y seguro para conducirse. Es cuestión de valorar las circunstancias, pues por beneficiar a pocos, no se puede afectar a la mayoría. Por ahora creo que las autoridades estatales deben eliminar los “sapitos” que dividen el inconstitucional carril segregado siendo un un mega obstáculo vial en el bulevar del Ejército.