De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama más que la plata y el oro (Proverbios 22:1) Este texto Bíblico nos debe hacer reflexionar a los seres humanos, con el objetivo de entender que no todo es dinero ni poder, sin embargo, las personas que detentan mucha autoridad en la mayoría de casos olvidan sus principios y abrazan la avaricia por encima de la ética, con ello abren las puertas a la altivez y se entregan por completo al hedonismo usando los recursos ajenos para financiar sus fantasías, perdiendo por completo la razón del por qué los eligieron.

De modo que la buena fama, la honestidad en el manejo de los recursos y la calidad personal hacia el prójimo, son bienes de lujo que no pueden adquirir ciertas personas que son gobernados por la avaricia y la altivez, por esa razón ven como enemigos a todos aquellos que con justa razón emiten opinión sobre los abusos de autoridad, de tal suerte que lo que se dice con decencia y verdad se sostiene con aun el transcurso del tiempo, pero la mentira nunca prevalece por un tiempo limitado. Por ello no importa que haya persecución o crítica en contra de aquellas personas que hablan con rectitud. Esto me recuerda a aquel sabio Khalil, que en una ocasión se hallaba meditando bajo la sombra de una vieja higuera, en ese momento se presentó un joven que dijo:

-Amigo sabio, ¿puedo pasar?
-La puerta está abierta, respondió Khalil.
El joven, cruzando el umbral y acercándose al anciano, le dijo: “Me llamo Maguín y soy artista. Mi trabajo es bueno y sincero, sin embargo, tengo un gran problema, me atormentan las críticas que se hacen de mi vida, mi obra y mi persona. Vivo obsesionado por las descalificaciones de los críticos de arte, y por más que trato de que no me afecten, me acaban esclavizando. Sé que eres un hombre sabio y que tu fama de rectitud alcanza los horizontes más remotos. Dicen también que tus consejos son extraños.

Khalil, mirando al joven con cierta displicencia, le dijo: “Si quieres realmente tener paz, ve al cementerio de la ciudad y procede a injuriar, insultar y calumniar a los muertos allí enterrados. Cuando lo hayas realizado, vuelve y relátame lo que allí te haya sucedido”. Ante esta respuesta, Maguín se sintió esperanzado del consejo del sabio. Y aunque se hallaba un tanto desconcertado por no entender el asunto, se despidió y salió raudo de aquel lugar.

Al día siguiente, se presentó de nuevo ante Khalil. -“Y bien, ¿fuiste al cementerio?” le pregunto éste.
-“Sí” - contestó Maguín, en un tono algo decepcionado.
-“Y bien, ¿qué te contestaron los muertos?”
-Pues en realidad no me contestaron nada, estuve tres horas profiriendo toda clase de críticas e insultos, y en realidad, ni se inmutaron.
El anciano sin variar el tono de su voz le dijo a continuación: Escúchame atentamente, vuelve al cementerio, pero en esta ocasión vas a dirigirte a los muertos profiriendo todos los elogios, adulaciones y halagos que seas capaz de sentir e imaginar.

La firmeza del sabio eliminó las dudas de la mente del joven por lo que, despidiéndose, se retiró de inmediato. Al día siguiente Maguín volvió a presentarse ante el sabio...
-“¿Y bien?”
-“Nada” - contestó Maguín en un tono muy desesperanzado. “Durante tres horas ininterrumpidas, he articulado los elogios y elegías más hermosos acerca de sus vidas, y destacado cualidades generosas y benéficas que difícilmente pudieron oír en sus días sobre la tierra, y... ¿qué ha pasado? Nada, no pasó nada. No se inmutaron, ni respondieron. Todo continuó igual a pesar de mi entrega y esfuerzo. Así que... ¿eso es todo?”, preguntó el joven con cierto escepticismo.

-“Sí” contestó Khalil. “Eso es todo... porque así debes ser tú, Magín: indiferente como un muerto a los insultos y halagos del mundo... porque el que hoy te halaga, mañana te puede insultar, y quien hoy te insulta, mañana te puede halagar. No seas como el tamo arrebata el viento, permanece en la verdad y actúa siempre con rectitud, a pesar de lo que digan las personas. “El que sigue la justicia y la misericordia, hallará la vida, la justicia y la honra” (Proverbios 21:21)