Las festividades de fin de año son propicias para celebrar y sobre todo intentar proyectar las expectativas puestas en el año venidero, sobre todo en un país donde lo más claro es la incertidumbre. El sombrío escenario nacional de crecimiento económico de apenas un 1,6 % según la CEPAL, acreedores al cuello por el endeudamiento desenfrenado; la agonía económica de millones de salvadoreños, miles de los cuales buscan a hijos desaparecidos, otros miles suplican por inocentes que abarrotan las cárceles y otros tantos temen la persecución a sus familiares en las comunidades más pobres, es la realidad nacional y sobre esta se proyecta 2023. A esto hay que sumar la decisión lapidaria de retirar el próximo año a más de cien mil trabajadores del sector gubernamental, de 194,033 empleados públicos contabilizados hasta septiembre, según expresó el jefe de bancada oficialista.

Con semejante panorama, algunos se anticiparon y decidieron marcharse. Solo durante noviembre las autoridades de la División de Aduanas y Fronteras de EE. UU. informan haber detenido a 5498 salvadoreños. Aunque la cifra parece impresionante, en realidad los migrantes son más, pues muchos logran cruzar y alcanzar su destino sin ser detenidos, otros están empantanados en la ruta Guatemala-México, y otros tienen por destinos diferentes países, incluyendo Europa; el caso en común es la desesperación por salir a toda costa del país debido a la frustración y desesperanza de encontrar en el suelo patrio el trabajo y el ingreso para proveer a la familia de una vida digna .

En materia de seguridad el guion del nuevo año vendrá recargado con una sobredosis de régimen de excepción, rebasando los cien mil presos existentes hasta reventar los presidios. Consolidar el formato de “máximo control poblacional”, militarizando más la sociedad hasta consolidar un estado de guerra mediático como principal estrategia de campaña electoral -enfocada estrictamente en la seguridad-, en la que sin combates incrementan el gasto militar, multiplicando el número de efectivos de la Fuerza Armada y comprando más armamento y equipamiento de combate; todo bajo una dirección meticulosamente mediática hasta producir la nueva temporada denominada “Los cercos militares y la fase de extracción”, basado en la ejecución de espectaculares operaciones especiales, transmitidas en tiempo real, en las que se presenta la extracción de ultrapeligrosos criminales. Esta “saga” competirá con el mejor formato cinematográfico de súper héroes persiguiendo a villanos.

El reto de la estrategia mediática del régimen de Bukele durante el período 2023 y el primer trimestre de 2024 estará centrado en alejar del foco de atención pública todos los temas “incómodos” como la inexistencia de un nuevo sistema de pensiones sin AFP, la falta de transparencia en la gestión gubernamental, abusos de poder y de recursos del Estado con fines electorales; falta de garantías electorales; persecución a la prensa independiente y organizaciones de la sociedad civil; investigaciones sobre sonados casos de corrupción; demandas exigiendo la publicación de los estudios actuariales que fundamentaron la sostenibilidad de una supuesta “reforma” de pensiones que incumple la petición de miles de trabajadores de #NoMásAFP; el alto costo de la vida, la ausencia de explicaciones sobre el bajo crecimiento económico, la falta de inversión extranjera, poca productividad, escaso empleo y caída de las exportaciones, fracaso del bitcoin; los abusos en el cobro de servicios básicos, aumento de tasas municipales; escaso abastecimiento del cuadro básico de medicamentos en la red de salud pública y las precarias condiciones de la infraestructura educativa.

Es posible que en el nuevo año esta acumulación de graves problemas originados en la corrupción, el abuso, las violaciones a derechos humanos, la incapacidad gubernamental para manejar la crisis global y el incumplimiento de promesas deteriorando las precarias condiciones de subsistencia y profundizando la pobreza, rebalsen y rompan la barrera de contención mediática y represiva de la suspensión de derechos y el creciente autoritarismo que militariza la sociedad.

Sobrepasar el reto de 2023 dependerá de la madurez, racionalidad, voluntad y diligencia de las organizaciones sociales y políticas, fuerzas progresistas para lograr con el mayor sentido de amplitud y tolerancia la disposición a construir la mayor unidad de la oposición, sobre la base de una agenda mínima capaz de movilizar el sentimiento y la confianza de amplios sectores descontentos opuestos al régimen, sectores que hasta ahora no encuentran espacios de participación, ni referentes que los representen.