C ada segundo, de media, se escriben en Twitter unos 6,000 tuits, lo que corresponde a más de 350,000 tuits enviados por minuto, 500 millones de tuits al día y unos 200,000 millones de tuits al año. La participación en redes sociales se ha incrementado substancialmente desde hace nueve años. En los Estados Unidos la proporción de adultos utilizando redes sociales se ha incrementado de 8 % en el 2005 hasta un 72 % en el 2014. En nuestro país el 53 % (3.5 millones) de la población son usuarios de redes sociales. De acuerdo con el informe digital en El Salvador, las redes sociales más utilizadas en orden descendente son: Facebook, Instagram, LinkedIn y Twitter. Este ultimo cuenta con 446 mil usuarios en el país.

En días recientes, hemos sido testigos de un tsunami de mensajes en Twitter reaccionando ante tres mensajes que tres médicas en formación publicaron, aparentemente con referencia a la tragedia ocurrida en el estadio Cuscatlán donde fallecieron 12 personas y cerca de 100 heridos durante la estampida en un partido de futbol.

Independiente del lado que tomemos ante este evento, es importante reflexionar sobre la utilización de estas redes por el gremio médico, y más que su utilización el objetivo que el gremio médico tiene al utilizarlas, especialmente cuando sabemos que el uso generalizado de los medios sociales también puede influir en los comportamientos y objetivos de salud pública a través del refuerzo social. Por ello, es importante que nuestro gremio médico conozca las ventajas, pero aun de mayor importancia, los peligros de las redes sociales en la salud de nuestro pueblo.

La principal limitación de la información sanitaria que se encuentra en las redes sociales y otras fuentes en línea es la falta de calidad y fiabilidad. Por todos es conocido el abuso que sufrieron estas redes sociales por personas inescrupulosas y con agendas políticas y económicas durante la pandemia.

La confusión generada fue inmensa y hay evidencia de la responsabilidad directa de esta falsa información como causa de muerte de pacientes con COVID-19. La Organización Mundial de la Salud señaló la existencia de una pandemia de desinformación con llamados urgentes para tratar de palearla. Esta organización está liderando una petición a la Corporación de Asignación de Nombres y Números de Internet para establecer un nuevo sufijo de dominio que se utilizaría exclusivamente para información sanitaria validada. La emisión de este sufijo de dominio estaría estrictamente regulada, y el contenido de los sitios web con estas direcciones se supervisaría para garantizar el cumplimiento de estrictos criterios de calidad.

Un riesgo aun mayor asociado con el uso de las redes sociales se relaciona con la publicación de contenido no profesional que pueda reflejarse desfavorablemente en los profesionales sanitarios, los estudiantes y las instituciones afiliadas. Entre los comportamientos que podrían interpretarse como poco profesionales se incluyen la violación de la intimidad del paciente, el uso de palabras malsonantes o lenguaje discriminatorio, imágenes de contenido sexual o intoxicación, y comentarios negativos sobre los pacientes, un empleador o una escuela. Se han documentado errores públicos de este tipo por parte de profesionales sanitarios, como médicos que toman fotografías digitales durante una intervención quirúrgica, que posan con armas o alcohol y que publican “tweets” que son perjudiciales para una persona o la profesión. La expresión de frustraciones, o el “desahogo”, con respecto a los pacientes también se produce en foros en línea y no es recomendable.

Otro peligro potencial para el gremio médico y la utilización de redes sociales es la potencial violación de la confidencialidad de los pacientes. En algunos países europeos y en los Estados Unidos semejante violación conlleva no solo multas y suspensión de privilegio de práctica médica sino incluso demandas criminales que podrían llevar a la cárcel al profesional de la salud. En esta área de lo legal, existe evidencia de estudiantes de enfermería y medicina que han sido expulsados de sus respectivas instituciones por violación del código ético de dichas escuelas, al publicar en redes sociales información pertinente a sus pacientes. Los trabajadores de salud necesitamos estar conscientes de los peligros que incluyen para nuestro gremio, nuestros pacientes y la salud publica de nuestro pueblo la mal utilización de las redes sociales.