Era un niño de cuatro o cinco años de edad cuando a mis hermanos y yo nos regalaron una mascota. Era una perra de raza cruzada indeterminada a la cual llamamos “Ninfa”. Era muy juguetona y creo que nunca mordió a nadie. Nos llegamos a encariñar mucho y cuando años después murió de anciana, todos lloramos, porque la sentíamos como parte de la familia. Desde entonces estamos en contra del maltrato contra los animales, porque son seres vivos que nos hacen felices nuestros días y que merecen todo el cariño y respeto.

Desde que “Ninfa” murió todos los demás fueron perros varones y todos pasaron a llamarse “Pluto”. El último “Pluto” en la familia conformada por mis padres y mis hermanos cayó en depresión cuando mi madre enfermó. Permanecía junto a su lecho de enferma y cuando mi madre partió al cielo nuestra mascota lloraba angustiosa. Acompañó el sepelio de mi madre y en el camposanto lloraba, al igual que nosotros. “Pluto” quería a mi madre y al resto de la familia, por eso cuando murió atropellado en la autopista al aeropuerto todos lo sentimos y nos culpábamos por habernos descuidado y no evitar su trágico final. Quien la arrolló seguramente lo hizo sin ninguna mala intención.

Ahora, en mi hogar, tenemos dos perras “Puffy” y “Laica”. La primera iba a ser sacrificada por alumnos de medicina veterinaria de una universidad donde estudiaba mi hijo. Él la rescató y la llevó a la casa donde logramos recuperarla con ayuda de un veterinario. La segunda mascota se la regalaron de dos meses de nacida a mi hijo. Mi familia está contra el maltrato animal y somos de la idea que si no podemos cuidar y darles lo necesario a las mascotas, entonces es mejor no tenerlas. También tenemos claro que es maltrato animal y que es un accidente.

Recientemente en San Miguel fue capturado el destacado médico Reynaldo Antonio Bolaños, por haber atropellado un gato en el estacionamiento del Hospital Regional del Instituto del Seguro Social. Obviamente el profesional arrancó su vehículo y probablemente ni siquiera se dio cuenta, pero por iniciativa de los personeros del Instituto de Bienestar Animal, el galeno fue detenido y mantenido preso durante tres días, hasta que la Fiscalía General de la República desestimó los hechos al considerar que no había dolo, por lo tanto no había maltrato animal.

Una radioemisora de alcance nacional e internacional lanzó una encuesta preguntando a sus radioescuchas si estaban de acuerdo con la detención del galeno y abrumadoramente la ciudadanía dijo que no. Asimismo se montó una campaña para que liberaran al doctor Bolaños, tomando en cuenta que era un profesional que había salvado cientos de vidas humanas durante la pandemia y a que al menos 30 pacientes se habían quedado sin recibir sus consultas especializadas. Afortunadamente el profesional recuperó su libertad y solo deberá hacerse responsables de los gastos de recuperación del gato.

Hay gente que se rasga las vestiduras y piden que toda persona que atropella una mascota sea encarcelada, porque erróneamente piensan que eso es maltrato animal. Ellos mismos tienen mascotas y permiten que sus animales anden en las calles (carreteras), los golpean, los tienen encadenados, no los sacan a pasear, los encierran, no les dan una adecuada alimentación, no los ponen sus vacunas a tiempo, los estresan y cometen cualquier maltrato. Una persona que aborda su vehículo y se conduce por las calles o carreteras no va pensando en que matara una mascota (un perro, un gato o cualquier otro animal). SI lleva acompañantes en su auto, su prioridad es salvar la vida de ellos y la suya, al igual que la de los peatones o conductores de otro vehículos. Con un tino de responsabilidad optará por atropellar a un animal, antes de exponer la vida de quienes le acompañan o los peatones. Quien realmente tiene la culpa y quizá hasta haya caído en maltrato animal sea el dueño de esa mascota por descuidarse y permitirle que ande en carreteras exclusivas para el paso vehicular.

Hace unos 25 años fue muy mediático el caso de un médico que viajaba desde Zacatecoluca hacia San Salvador y cerca de Santo Tomás mató a tres personas que caminaban a la orilla al maniobrar para evitar arrollar a un perro. Desde luego que la vida de un perro es importante, pero mucho más valiosa es la vida de una persona.

Hace una semana se conoció el caso de Cruz Alexander Martínez, un sujeto que con un corvo atacó a dos perros, uno de los cuales murió, en el caserío Los Marroquín de San Martín. El Juzgado Segundo de Paz de dicho municipio lo pasó a instrucción con medidas por el delito de maltrato animal. Ese si era maltrato, porque los atacó sin ninguna justificación, pues en ningún momento los animales intentaron morderlo, ni siquiera le ladraron.

En fin, hay que tener claro que maltrato animal es una acción dolosa en contra de cualquier animal que no sea perjudicial, muy distinta a un accidente que ocurre en las calles o carreteras, las cuales son de uso peatonal (en las aceras) y vehicular en los carriles de rodamiento. Si hay que sancionar a alguien por el arrollamiento de una mascota en plena carretera, es al dueño del animal, por descuidarse de él o a las municipalidades por no tener albergues para animales callejeros... Eso sí es maltratar a los animales.