“Libre al viento tu hermosa bandera a vencer o a morir llamará, que tu pueblo con ánima fiera antes muerto que esclavo será”. Así reza una parte el himno nacional guatemalteco. “Gozo y paz ‒se escucha en el ecuatoriano‒ ya tu pecho rebosa y tu frente, tu frente radiosa, más que el sol contemplamos lucir”. En ambos países tuvieron lugar sus elecciones presidenciales el recién pasado fin de semana. En el territorio del vecino inmediato se celebró la segunda vuelta de estas; la primera se llevó a cabo el domingo 23 de junio y el resultado de las mismas sorprendió a medio mundo.

En Ecuador habrá que esperar hasta el próximo 15 de octubre para conocer quién asumirá la primera magistratura; al igual que en Guatemala, un hombre enfrentará a una mujer durante esa ronda decisiva. En ambos casos la ventaja inicial fue para ellas pero, según parece, la “tortilla” puede voltearse en el andino y su rival ‒el joven empresario derechista, Daniel Noboa‒ tiene posibilidades de superar a la triunfadora: la “correísta” Luisa González.

Además de las mencionadas, en Argentina también fue convocada la población apta para participar el domingo 13 de agosto en las votaciones conocidas como las “PASO” por ser las iniciales de sus características: primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias. Luego de conocerse sus resultados mucho se ha hablado del triunfo de Javier Milei, quien logró obtener aproximadamente el 30 % de los sufragios dentro de su partido. En dos meses, la derecha extrema que él representa enfrentará a una candidata también derechista: Patricia Bullrich. En Guatemala, en cambio, los resultados finales terminaron favoreciendo al candidato del Movimiento Semilla; así las cosas, a mediados de enero del 2024 tomará posesión el izquierdista Bernardo Arévalo cuya bandera proselitista principal fue la de la lucha contra la corrupción.

Cabe señalar que en Ecuador las papeletas electorales incluían la foto y el nombre de un candidato que no participó a “la hora de las horas”, tras su asesinato perpetrado el 9 de agosto del año en curso. Felipe Villavicencio cayó abatido a balazos a plena luz del día en Quito. Así, con ese crimen, se tiñeron de sangre los comicios en la tierra de Manuela Sáenz, la patriota y heroína independentista; una tierra en la que actualmente, al igual que otras de nuestra Latinoamérica, su población se encuentra lidiando con males conocidos como el tráfico y el consumo de drogas así como la ya mencionada corrupción rampante.

Esos son los vientos electoreros que soplan por estas latitudes. Como sea, la pregunta es qué tanto esos eventos son la clave para enfrentar y superar los problemas estructurales que abaten a nuestros pueblos. Vale la pena considerar dicha interrogante, sobre todo en un país como el nuestro que ahora enfrenta el gran desafío de ver cómo se consolida el esquema de poder autoritario instalado por Nayib Bukele desde el 2019. Lo hará manoseando la Constitución antes y durante las elecciones de febrero del próximo año; también vendiéndose como el presidente exitoso que ha hecho de la violación de los derechos humanos de mucha gente la clave de su “éxito”. Hay quienes ya hasta hablan de “la doctrina Bukele” y pretenden hacernos creer que el supuesto “liderazgo” de este se perfila como la “pócima milagrosa” para hacer del nuestro, el país más envidiado en el mundo.

Al respecto, dos cosas deseo traer a cuenta. Jan Topic era el candidato que muchos consideraban sería la personalización ecuatoriana de Bukele durante las referidas elecciones. Al opinar sobre las denuncias de violaciones de derechos humanos ocurridas en el marco del régimen de excepción implantado por este en El Salvador desde el 27 de marzo del año pasado, Topic no descarta la posibilidad de que estas sean ciertas pero dice que a él no le constan. Lo que sí le consta –aseguraba en campaña– era que desde la llegada de Bukele al poder los “homicidios” habían pasado de 36 a cero por cada 100 000 habitantes. Y añadía lo siguiente: “Él no claudicó, se enfrentó a las mafias, se enfrentó a todos los partidos políticos, al Congreso, fue y lo hizo, sin claudicar”. Pues con ese discurso, Topic no logró meterse entre los tres primeros lugares y debió aceptar rápidamente su derrota.

Lo segundo: hay quienes pretenden comparar a Bukele con Milei, el candidato más votado dentro de su partido y competidor con posibilidades de triunfar en las elecciones presidenciales argentinas de octubre. Sin embargo, quien se autoproclamaba como la versión “bukeliana” en aquel país era Santiago Cúneo. Pero este pobre solo alcanzó a ser votado por el 0.24 % del electorado partidista y se ubicó en el dieciseisavo sitio de las preferencias, al compararlo con el resto de precandidatos y precandidatas de las otras agrupaciones políticas participantes. No es cierto pues que la figura del actual presidente salvadoreño arrastre multitudes de votantes ni tampoco lo es que las elecciones, como estas que acaban de celebrarse en la región, sean de nuestros problemas la solución. Esta debemos buscarla en la organización social y su acción demandante del respeto de los derechos humanos de toda la población. Si no marchamos por esa senda, seguiremos siendo esclavos de los poderes espurios; por tanto, nunca tendremos gozo y paz de verdad.