Voces de alarma se han disparado recientemente en distintos medios de comunicación sobre la aparición de una nueva y temible variante del SARS CoV 2. Incluso, algunos colegas han recomendado la re-aplicación de medidas como el uso obligatorio de la mascarilla. ¿Pero de qué se trata esta nueva variante? ¿Es tan temible como la pintan?

La nueva variante, descendiente del ómicron, es conocida en el medio virológico como BA.2.86, y ciertamente requiere un seguimiento cercano de los expertos en salud pública. Pero, así como ya estamos acostumbrados al surgimiento estacional y periódico de nuevas variantes de este virus, hasta hoy y con lo que sabemos de esta variante, no hay porqué disparar las alarmas. No es una sorpresa para nadie de la comunidad científica que estos virus estén en constante movimiento genómico, todos los virus respiratorios mutan, y mucho. La mayoría de las veces sin profundas consecuencias. El que una nueva variante posea un riesgo concreto a la salud pública, dependerá de tres preguntas claves: ¿La nueva variante causa una enfermedad más severa? Continuará la inmunidad adquirida a través de infecciones previas y/o vacunación protegiéndonos? ¿Y, es más contagiosa que la variante actualmente dominante?

¿Es más severa la enfermedad producida por la variante BA.2.86?
Todavía estamos en una etapa muy temprana, con muy pocos casos para poder responder a esta pregunta. Las buenas nuevas es que el Centro para el Control de Enfermedades (CDC), de los Estados Unidos, predice que los tratamientos existentes (paxlovid, monulpiravir y remdesivir) continúen siendo efectivos para el tratamiento del COVID-19 producido por esta nueva variante. Estos tratamientos han demostrado ser indispensables para aquellas poblaciones vulnerables de padecer enfermedad grave y hospitalización.

Y acerca de la inmunidad protectora, ¿qué sabemos al momento? Esta es una de las preguntas que mayor preocupación depara a la comunidad científica. La secuencia genética de BA.2.86 tiene más de 30 aminoácidos diferentes comparado con la variante BA.2. Posee también desviaciones significativas de la variante XBB.1.5, que ha sido la variante dominante durante la mayor parte de 2023 y la cual es el objetivo de la nueva vacuna que será distribuida a finales de septiembre. Nadie sabe al momento si esta nueva vacuna será protectora ante esta nueva variante, todavía. Pero se están realizando estudios exhaustivos para producir nueva evidencia. Estos estudios examinarán el potencial de protección contra infección y, lo que es más importante, protección contra la enfermedad severa. Cuando la variante ómicron apareció, rápidamente se produjo evidencia que, aunque contagio previo y vacunación no protegían, o protegían levemente contra la infección con la variante de ómicron, ambas instancias producían inmunización protectora contra la enfermedad grave. En otras palabras, la inmunidad adquirida a través de infección previa o vacunación era un factor importante de protección para prevenir hospitalización y muerte. Si BA.2.86 continúa con similar trayectoria de su abuelo, el impacto en la salud pública de los países será similar al peso que impone el resfriado común a la salud pública de nuestro país y del resto del mundo, especialmente por la disponibilidad que hoy tenemos de medicamentos antivirales para el tratamiento efectivo de esta enfermedad.

Pero, ¿será que BA.2.86 es más contagiosa? Y aquí descansa la tercera pregunta clave en la clasificación de su gravedad. Con base en lo que hemos aprendido hasta el momento de esta nueva variante, todo parece indicar que no es más contagiosa que las otras variantes circulantes. Su epidemiologia parece indicar que su circulación no es muy amplia, con pocos casos reportados en los Estados Unidos hasta el día de hoy. Para que esta nueva variante adquiriese un nivel superior de amenaza, tendría que ampliar su diseminación y volverse dominante en muchos países, lo que hasta el momento no parece ser el caso.

Aquella población con factores de riesgo, deben continuar tomando las precauciones y medidas protectoras para evitar el contagio de esta variante o cualquier otra. Su condición de vulnerabilidad para contagio y producción de enfermedad severa lo exigen. Pero, por ahora, y con los conocimientos que de esta nueva variante tenemos, no es el momento de gritar histéricamente ni de exigir al MINSAL que imponga medidas restrictivas. La salud pública al momento está bajo control.